María Noel Vaeza, directora regional para las Américas y el Caribe de ONU Mujeres, sabe que el camino para la igualdad de género es pedregoso, pero llama a las feministas a no rendirse y a pensar en todos los obstáculos que ya se han derribado. El más grande que queda en pie, dice, es el reparto desigual de los cuidados entre hombres y mujeres, tema central de la XV Conferencia regional de la mujer que se celebra esta semana en Buenos Aires. “Hicimos un análisis de cómo aumentó el uso del tiempo de los hombres con relación al cuidado y aumentó solo siete minutos en 15 años. Las mujeres hacen tres, cuatro y hasta cinco veces más trabajo no remunerado que los hombres”, denuncia Vaeza en una entrevista con EL PAÍS celebrada en el hotel que alberga la conferencia, organizada por Cepal y ONU Mujeres.
Entre los papeles con los que entra a la sala sobresale uno sobre el ‘chineo’, como se conoce en el norte de Argentina a los ataques perpetrados por grupos de hombres contra niñas y adolescentes indígenas, a las que persiguen, violan y golpean, a veces hasta la muerte. “Hay que castigarlo y visibilizarlo porque está invisibilizado. No es un tema cultural, es una violación grupal. Es terrible lo mires como lo mires”, asegura.
Pregunta. ¿A qué cree que se debe la invisibilización de estos crímenes perpetrados contra indígenas?
Respuesta. Al miedo. Creo que lo ocultan las niñas y las madres por miedo a que haya aún más repercusiones contra ellas. Y segundo, la falta de atención especial de las autoridades, que tienen que asumir esto como un problema muy serio. En cinco años murieron 21.000 mujeres por la violencia. Si fuera gobernante lo declararía una emergencia nacional, pero yo no veo que exista un interés del Estado en invertir y redoblar los esfuerzos para eliminar esa violencia.
P. En la inauguración habló también de la falta de voluntad política y de presupuesto para los sistemas de cuidados. ¿Por qué se decidió que estos fuesen el eje central de la conferencia?
R. Porque las tareas de cuidados son la carretera más corta para la desigualdad. Tenemos que detener el extractivismo del tiempo de las mujeres. Si cuidás no tenés tiempo para tener autonomía económica, para luchar contra la violencia ni para formar parte de las que toman las decisiones. Por eso insistimos en que la sociedad del cuidado es un modelo nuevo de desarrollo. Necesitamos un nuevo contrato social de redistribución de los cuidados. Creemos que el cuidado debe ser la cuarta pata del Estado de bienestar tras la educación, la salud y la seguridad social.
P. ¿Los estados latinoamericanos tienen dinero para financiarlo?¿Cómo lo harían?
R. Creemos que sí, si usamos la creatividad. Por ejemplo, con nuevos impuestos a la industria tecnológica, que tuvo un crecimiento desmesurado. Estamos proponiendo en el documento de la conferencia cómo financiarlo. Puede ser a través de un fondo solidario con aportes individuales, de empleados, de trabajadores. Puede ser contributivo, puede ser asegurado, puede ser público-privado, pero tiene que haber algo, así como se financia la educación pública, la salud y la seguridad social.
P. ¿El envejecimiento de la población aumenta la urgencia de ese nuevo modelo?
R. Sí. Es un problema hoy, pero sobre todo lo será en el futuro. Por eso Uruguay fue el primer país que empezó, porque es un país que dentro de poco va a tener más población fuera del sistema productivo que económicamente activa. Pero la base de todo esto es la injusta división sexual del trabajo, porque siempre son las mujeres y niñas las que cuidan y esa es la base de la desigualdad, de la discriminación y de la falta de oportunidades para la mujer. Si sumás todo el trabajo no remunerado y le ponés un salario mínimo a esas horas mujer te da entre el 11% y el 20% del PIB de los países. ¿Cómo es posible que con este aporte enorme que hacen las mujeres no haya financiamiento?
P. ¿Cómo se puede corregir esa gran diferencia en las horas que hombres y mujeres dedican a cuidar? Esta conferencia está hablando a un público donde sólo se ven mujeres, ¿cómo llegar a los hombres para que cuiden más?
R. Ese es el gran problema muchas veces de las reuniones. Necesitamos hombres que tengan voluntad política y ese compromiso. Tenemos que hablar de nuevas masculinidades, de hombres que tienen suficiente confianza en sí mismos para cuidar a su hijo, para llevarlo a una clase, para ir a las reuniones de las escuelas, a natación o al médico. Tenemos que buscar esos hombres y destacarlos, ponerlos como modelos. Fijate que tenemos licencias parentales y hay hombres que no se la toman porque tienen miedo de que se burlen de ellos.
P. ¿Burlas por querer cuidar a un hijo?
R. Lo vimos en un análisis en Uruguay, salían expresiones como ‘sos un pollerudo’ [haces todo lo que te dice tu mujer]. Las que somos madres podemos decir que es un vínculo maravilloso y único, el amor incondicional por un hijo, y ellos se lo están perdiendo. Hay que insistir en ese proceso educativo con paciencia, porque a veces te da rabia. Yo veo que las feministas están cansadas y siempre les digo: ‘No te canses, tenemos que seguir. Si se hubieran cansado las sufragistas, nunca habríamos llegado a votar’.
P. ¿Le preocupa la reacción antifeminista de algunos partidos conservadores, que prometen eliminar los ministerios de la Mujer y las políticas con perspectiva de género?
R. Creo que son bolazos. Si vos tenés al 50% de la población en casa cocinando y no te aporta a la economía, el país nunca va a crecer y si hay algo que los partidos conservadores quieren es crecimiento económico. Esa es nuestra carta. Si quieren crecimiento económico, el camino es la sociedad del cuidado.
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