Mario Vargas Llosa (Arequipa, Perú, 86 años) es uno de los protagonistas de una de las rupturas más sonadas de 2022, y, sin embargo, aún no había hablado. Hasta ahora lo había hecho la otra protagonista de la historia, Isabel Preysler (Manila, Filipinas, 71 años), el miércoles, cuando la socialité anunciaba el fin de su relación de ocho años con el escritor a través de unas escuetas declaraciones a la revista ¡Hola!. También había hablado el entorno del premio Nobel, dando explicaciones sobre los motivos de la ruptura, pero quedaba él por pronunciarse.
“Lo único que quiero es confirmar la entrevista que ha dado Isabel”, aseguraba Vargas Llosa a los medios de comunicación que lo esperaban a la puerta de su domicilio en Madrid la noche del domingo, Año Nuevo. “Yo me encuentro muy bien”, añadía mientras salía de un taxi con abrigo y gorro negro. El escritor, de vuelta de pasar la Nochevieja en París con su familia, donde vive Álvaro, uno de sus hijos, confirmaba así la separación. Aunque el Nobel no quiso dar más detalles a la prensa, sí desmintió que los celos hayan sido la causa. “Los motivos de la ruptura no existen”, zanjaba.
“Mario y yo hemos decidido poner fin a nuestra relación definitivamente”. Ese era el corto y tajante mensaje que Isabel Preysler lanzaba a través de la revista ¡Hola! hace menos de una semana. A mediados de diciembre, y según cuenta la publicación, tras una escena de celos el escritor habría abandonado la vivienda de su pareja, en la urbanización Puerta de Hierro en Madrid, en la que ambos convivían. Vargas Llosa se instaló entonces en su domicilio en el centro de Madrid. Pero esta no era la única gran crisis que habían vivido una de las parejas más mediáticas y atípicas de la prensa del corazón.
A comienzos del verano, Vargas Llosa volvió a su piso en el centro de la capital, aunque poco después regresó a la mansión en la avenida Miraflores, según pudo saber este periódico. Fue en ese momento que la pareja tuvo, entonces, que desmentir los rumores de ruptura, que en diciembre se confirmaron.
Tras el anuncio de la separación, el entorno más cercano del escritor describía a la pareja conformada por Mario Vargas Llosa e Isabel Preysler como “dos personas de mundos muy distintos”. “Eran incompatibles. A él le interesa la cultura y a ella el espectáculo. Hay un abismo entre ambos”, explicaban dichas fuentes a este periódico sobre las dos razones principales que habían precipitado la ruptura: las discrepancias en sus estilos de vida y la falta de planes en común.
Tras el anuncio del fin de su relación, los dos han puesto tierra de por medio y se han alejado de España y de la presión mediática que ha generado la noticia. Isabel Preysler viajaba hasta Miami (EE UU) para reencontrarse allí con dos de sus hijos, Chabeli y Enrique Iglesias, con los que ha dado la bienvenida a 2023. El viernes, lo hacía Mario Vargas Llosa, que cogía un vuelo desde el aeropuerto de Madrid hasta la capital francesa, el destino elegido por el escritor para dar la bienvenida al nuevo año.