Mark Zuckerberg sigue los pasos de Elon Musk. El excéntrico magnate lanzó un servicio de suscripción en Twitter para lograr la marca de verificación azul, que certifica la identidad de los usuarios. Tras una puesta en marcha caótica, llena de errores y rectificaciones, el sistema no solo está funcionando, sino que ahora es Meta, la dueña de Facebook e Instagram, la compañía más poderosa del mundo de las redes sociales, la que ha decidido copiarlo.
Este domingo, Zuckerberg ha anunciado las novedades a través de una cuenta de Instagram: “Buenos días. Anuncio de un nuevo producto: esta semana empezamos a desplegar Meta Verificado, un servicio de suscripción que te permite verificar tu cuenta con un documento de identidad oficial, obtener un distintivo azul, protección adicional contra la suplantación de identidad y acceso directo al servicio de atención al cliente. Con esta nueva función queremos aumentar la autenticidad y la seguridad en todos nuestros servicios. Meta Verified cuesta a partir de 11,99 dólares [11,2 euros] al mes en web o 14,99 dólares al mes en iOS. Estaremos lanzándolo en Australia y Nueva Zelanda esta semana y en más países pronto”, ha dicho.
Hasta el movimiento de Elon Musk, la verificación de una cuenta, a la que se concede normalmente una marca azul, era un servicio que facilitaba de forma gratuita la red social a sus usuarios más destacados, para impedir suplantaciones de personalidad. Musk decidió que cualquiera podía tener su cuenta verificada a cambio de un servicio de suscripción mensual. Al principio hubo un auge de impostores por la desastrosa puesta en marcha de la medida, pero luego se ha mantenido el servicio.
Twitter ha combinado la marca de verificación azul de pago con una gris para cargos públicos y otra dorada para empresas. Todavía está terminando de desarrollar el modelo. El servicio de suscripción cuesta ocho dólares mensuales (11 si se contrata a través de la tienda de aplicaciones de Apple, que se queda una comisión).
Elon Musk puso en marcha el servicio de suscripción con la marca azul el 5 de noviembre. Luego, lo suspendió para impedir que falsos verificados interfiriesen en las elecciones legislativas de Estados Unidos del día 8 de ese mes. Lo volvió a lanzar el día 9 y lo volvió a suspender el 11 por el caos de los impostores, que incluso provocaron el desplome en Bolsa de algunas empresas. Fijó como nueva fecha el 29 de noviembre para el tercer intento, lo pospuso al 2 de diciembre y finalmente empezó a funcionar a mediados de diciembre.
Twitter Blue ofrece algunas otras funcionalidades, aunque no todas están aún activas. Se permite escribir mensajes más largos, editar de forma limitada los tuits publicados, agrupar elementos guardados, usar iconos de la aplicación alternativos y personalizar la experiencia de usuario con otros servicios.
Las cuentas verificadas no solo certifican la identidad de sus titulares, sino que por lo general el algoritmo de las redes sociales les otorga mayor visibilidad. Según Twitter, su suscripción concede una posición prioritaria en las conversaciones, de forma que da preferencia a las respuestas de los abonados en los tuits con los que interactúan. Eso sí, no tanta prioridad como al propio Elon Musk. El dueño de la red social se ha vuelto omnipresente en las cuentas de los usuarios de Twitter tras pedir a sus ingenieros que ajustasen el algoritmo para darle más protagonismo a sus tuits.
Alternativas a la caída de la publicidad
Meta no ha especificado si el nuevo servicio incluirá algo más que la mera certificación de la identidad. Las redes sociales están buscando fuentes alternativas de ingresos ante la caída de la publicidad. En el caso de Meta, la dueña de Facebook, Instagram y WhatsApp, la compañía ha sufrido el deterioro del mercado de la publicidad digital, pero también el impacto cambiario (por la fortaleza del dólar) y las reglas más estrictas de privacidad impuestas por Apple, que bloquean el rastreo publicitario y dificultan su negocio. A eso se suma la competencia de TikTok, la red social que ha triunfado entre los jóvenes a pesar de sus aspectos polémicos. Mientras, la apuesta por el metaverso aún no da frutos y supone por ahora un pozo de pérdidas.
Meta anunció en noviembre pasado el despido de 11.000 trabajadores, el mayor ajuste de plantilla de su historia, por el que se ha apuntado un cargo extraordinario de 4.610 millones de dólares. De momento, en 2022, la plantilla creció un 20%, hasta 86.482 empleados. Es decir, Meta contrató el año pasado unas 14.000 personas para luego anunciar el despido de 11.000. Ahora, sin embargo, según diversos medios financieros, la empresa ha otorgado una evaluación baja a miles de empleados, en lo que se interpreta como un primer paso para otra oleada de despidos.
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