La industria automotriz mexicana está recuperado el paso. Después de meses contra las cuerdas por el desabasto en el suministro de microchips y otros materiales, las armadoras en México han recuperado el impulso con un balance al primer trimestre de crecimiento en producción, ventas internas y exportación. De enero a marzo se ensamblaron 922.177 unidades en el país, un incremento del 8,6% respecto al mismo periodo del año pasado, su mayor producción trimestral desde 2020. Sin embargo, aún se tiene un rezago de 7,8% respecto al nivel de producción prepandemia del primer trimestre de 2019, año en que la producción rebasó los 999.600 vehículos, según las cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
El primer trimestre del año ha alentado a una industria clave que había sido una de las más golpeadas por la pandemia, la crisis en las cadenas de suministro y la escasez de microchips y semiconductores. Tras meses en vilo, las armadoras han encendido de nuevo sus líneas de producción con miras a Estados Unidos: las exportaciones automotrices crecieron un 8,8% en estos primeros tres meses del año, respecto a 2022. De enero a marzo de este año se exportaron 741.306 vehículos, cifra superior a los 680.992 autos enviados en el primer trimestre de 2022. La venta de vehículos en el mercado interno creció 24% en los primeros tres meses del año, al pasar de 253.382 unidades a 315.126 autos.
Las armadoras que encabezaron la producción de autos fueron General Motors con más de 188.000 vehículos ensamblados en el país de enero a marzo. En segundo lugar, se ubicó Nissan con casi 150.000 autos y el tercer sitio fue para Stellantis –que integra las marcas Chrysler y Fiat– con más de 128.000 unidades. “Las ventas récord de Stellantis México reflejan la gran aceptación de nuestro portafolio de productos en el mercado mexicano. Continuaremos con la estrategia de brindar productos innovadores que respondan a las necesidades y expectativas de nuestros clientes”, declaró la semana pasada Carlos Quezada, vicepresidente comercial de Stellantis México.
En su reporte mensual con cifras a febrero, la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA) ya apuntaba que el panorama de la cadena de suministro automotriz mejoraba, provocando una mayor disponibilidad de vehículos. Sin embargo, del lado de la demanda, el gremio indicaba que aún se enfrentan diversas complicaciones como los altos costos de financiamiento y la inflación persistente.
El analista Pedro Tello señala que este primer trimestre arroja luces y sombras por el sector. Las cifras más alentadoras versan sobre la producción y las ventas internas, sin embargo, advierte de que este dinamismo podría frenarse si se consolida la desaceleración de manufacturas en EE UU, el principal mercado de las exportaciones automotrices en México. “Tenemos en este momento una industria automotriz que está dando signos de fortaleza porque las cadenas de suministro siguen avanzando, particularmente en la normalización de entregas, aunque aún no podemos decir que los problemas de abasto estén totalmente superados”, añade.
El balance favorable para este sector, que representa cerca del 4% del Producto Interno Bruto, tiene como telón de fondo el reciente anuncio del arribo de una megafactoría de Tesla para la producción de autos eléctricos en Nuevo León. El multimillonario Elon Musk ha apostado por el Estado fronterizo para desembolsar más de 7.000 millones de dólares en este centro de manufactura. Para el analista aún es prematuro vincular la recuperación del sector automotriz a estas nuevas inversiones o a la relocalización de centros de producción, fenómeno conocido como nearshoring. “Tomará algún tiempo para que esta corriente de nearshoring se convierta en líneas de ensamble de vehículos y en cuanto a Tesla se refiere llevará al menos un año en que inicie la producción en Nuevo León”, concluye Tello.
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