Los últimos enfrentamientos entre el Ejército y los narcotraficantes han acabado con la vida de un coronel en la sierra de Michoacán, en la localidad de Barranca Seca. Se trata del coronel Héctor Miguel Vargas Carrillo, de 49 años, perteneciente al 65 batallón de Infantería, con sede en Coalcomán, según ha confirmado la Secretaría de Defensa a este periódico. En ese municipio, los militares dieron captura hace unos días a Rosario Israel Montes, El 22, uno de los operadores del Cartel Jalisco Nueva Generación en la zona.
Procedente de Chihuahua, Vargas Carrillo no había cumplido el año en el destacamento michoacano, una de las zonas más conflictivas de México por la presencia de varios carteles en permanente disputa por el territorio. El altercado criminal ha dejado varios heridos, aún sin confirmar oficialmente.
El batallón del coronel sufrió una emboscada cuando se internaba en esta área de difícil acceso, donde fueron recibidos por hombres fuertemente armados que les dispararon desde varios puntos de la sierra, según los reportes. Los uniformados recibieron posteriormente el apoyo de compañeros de Apatzingán. El lugar colinda con el pueblo de Aguililla, que soporta grandes niveles de delincuencia y muertes. Los militares transitaban una zona conocida por los muchos laboratorios en los que se cocina la droga, antes de su distribución.
Las incursiones militares de los últimos días y la detención de El 22, así como de Alma Antonia “N”, en Aguililla, se barajan como las causas de la revuelta que se vive en este territorio y la agresión contra el Ejército. La mujer fue arrestada en posesión de varias drogas y está relacionada con el agresor al que llaman Mataguaches, Lucas Fierros Mora, jefe de plaza del Cartel Jalisco Nueva Generación, según publica el diario Universal. A Fierros Mora se le señala por asesinatos, secuestros, extorsiones y desapariciones. Ambos son sospechosos del secuestro de cinco personas en La Bocanda, quienes siguen desaparecidos. Se trata, según el mismo diario, de un agricultor, su esposa, su nieto y dos trabajadores, de quienes se desconoce su paradero desde el pasado 30 de diciembre.
Otros medios detallan también la detención reciente en la zona de Jorge Luis Aguilar Montaño y Cesar Méndez Polvos, El Charapo, criminales conocidos en la zona, que ya están a disposición de la Fiscalía.
La mortal pelea que libran militares y narcotraficantes dejó el pasado noviembre una víctima de alto rango en el escalafón, el general José Silvestre Urzúa fue asesinado en el municipio de Pinos, en las frontera entre San Luis Potosí y Aguascalientes. Era coordinador de la Guardia Nacional en Zacatecas y perdió la vida en un enfrentamiento armado con delincuentes del crimen organizado, donde también resultaron heridos al menos otros cuatro miembros de las fuerzas de seguridad en una balacera que se prolongó por horas.
Otro militar, el coronel José Isidro Grimaldo, está desaparecido desde hace semanas, según confirmó el Ejército el 17 de diciembre. Grimaldo fue atrapado cuando viajaba por carretera cerca de la comunidad de Tapalpa, en el occidental Estado de Jalisco. Algunos reportes lo dieron por muertos días después, pero, por ahora, se mantiene el reporte de desaparecido. Estaba volviendo de un descanso, porque su puesto está en Nuevo Laredo (Tamaulipas), una de las zonas de mayor incidencia delincuencial de México, en la frontera con Estados Unidos.
El último gran enfrentamiento del Ejército con el narco se produjo el pasado 5 de enero, cuando detuvieron a Ovidio Guzmán, el hijo de El Chapo, en Sinaloa. El encontronazo, que dejó la ciudad bajo el fuego de las balas y las agresiones a la población durante horas, se saldó con la muerte de 29 personas, 10 de ellas militares. Hubo además 32 uniformados heridos y 21 presuntos integrantes de Los Chapitos detenidos.
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