Keenan Anderson, un profesor de inglés de 31 años y primo de Patrisse Cullors, confundadora del movimiento Black Lives Matter, sufrió un paro cardiaco y falleció tras haber recibido varias descargas eléctricas en una acción de la Policía de Los Ángeles, según han informado las autoridades de la ciudad californiana.
El incidente ocurrió el 3 de enero, aunque ha salido a la luz pública esta semana. El caso se desencadenó con un accidente de tráfico sin grandes consecuencias causado, según la Policía, por Anderson. Una serie de vídeos policiales divulgados el miércoles muestran cómo los agentes en un vehículo localizan en los alrededores del suceso al hombre, que se muestra confuso y agitado.
Inicialmente, Anderson habla con los agentes, pero en un momento dado echa a correr. Un fragmento del vídeo muestra cómo un agente le alcanza y le ordena que se tienda en el suelo boca abajo.
Los agentes le reducen a la fuerza para detenerlo. Según se aprecia en las imágenes editadas de los vídeos, al menos uno de ellos anuncia que va a aplicarle descargas eléctricas y procede a utilizar una pistola taser para evitar la resistencia de Anderson. Los policías “forcejearon con Anderson durante varios minutos, utilizando un taser, su propio peso, sujecciones firmes con los brazos y llaves de las articulaciones para superar su resistencia”, indica un comunicado oficial.
En los vídeos se aprecia cómo Anderson protesta, pide ayuda y comienza a gritar que “quieren matarme” y que “están intentando hacer conmigo lo mismo que con George Floyd”, el ciudadano cuya muerte por asfixia por exceso de fuerza policial desencadenó una oleada de protestas por todo Estados Unidos en 2020 y el nacimiento de Black Lives Matter.
Tras quedar finalmente detenido, Anderson fue trasladado a un hospital, donde entró en parada cardiaca y falleció, unas cuatro horas y media después de haber recibido las descargas. La Policía indica en los vídeos que un análisis toxicológico preliminar dio positivo de marihuana y cocaína en muestras de sangre del maestro, aunque se espera que los forenses lleven a cabo sus propias pruebas independientes.
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“Mi primo murió a manos de la Policía de Los Ángeles”, ha declarado en Instagram Patrisse Cullor, “mi primo tendría que estar vivo ahora mismo. Todas las víctimas de una acción policial tendrían que estar vivas ahora mismo”.
Anderson, que residía en Washington e impartía clases en una escuela de enseñanza primaria en la capital estadounidense, se encontraba en Los Ángeles para visitar a familiares. La suya es la tercera muerte en intervenciones de la Policía de la ciudad californiana en lo que va de año, tras los fallecimientos por disparos de Takar Smith, de 45 años, y Oscar Sánchez, de 35.
“Nuestra comunidad está de luto. Pero también estamos furiosos. Furiosos porque, de nuevo, un miembro conocido, querido y respetado de nuestra comunidad ya no está con nosotros. Furiosos porque otra alma negra hermosa y llena de talento se ha ido demasiado pronto”, ha declarado Mashea Ashton, la directora de la escuela donde enseñaba Anderson, en un comunicado citado por la cadena de televisión CNN.
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