Muslitos de pollo con champiñones y fino

Pocos bocados me recuerdan más a la infancia que el de muslitos de pollo: aunque normalmente en El Comidista somos más de contramuslo, descubrí sus bondades cuando ya era un poco más mayor -igual que las alitas-, y de pequeños ese tamborcillo era el objeto de deseo de los asados dominicales que mi madre repartía salomónicamente entre mi hermano y yo (mientras los guisos eran a veces solamente de muslitos y te tocaban dos, lo que me hacía sentir muy afortunada).

Inserto aquí una cuña de agradecimiento y un beso a las madres que tantas veces renunciaron por nosotros a esos cortes que claramente también les gustaban -especialmente a la mía: un besito, te quiero mucho, te llamo más tarde-, me seco una lagrimita y seguimos al lío. La receta de hoy, no puede ser más sencilla: pollo, setas, sofrito, vino blanco y un rato de chup-chup. Usé el fino de Jerez Jarana de Lustau -su manzanilla Papirusa también es una delicia-, que además de para tomar solo me encanta con un buen zumo de tomate o para aromatizar escabeches, guisos y demás (que me perdonen los puristas, pero yo he venido aquí a divertirme).

Por supuesto, se puede usar cualquier otro, pero personalmente prefiero no cocinar con vinos que no me bebería, porque lo que hacemos es añadir su sabor a la receta (y queremos que esté buena). Lo mezclaremos con agua para conseguir que el pollo quede bien cocido y el sabor de la salsa no sea excesivo, así que tampoco necesitamos una gran cantidad. ¿No tienes fino a mano? Usa cualquier otro vino blanco (y, si quieres, añade unas gotas de vinagre de Jerez). ¿Tampoco tienes vino? Usa caldo o agua.

Este guiso no tiene más complicación que conseguir que la salsa quede tan ligada como nos gusta, algo que conseguiremos manteniendo la cazuela tapada o destapada durante parte de la cocción. Si no hemos calculado bien del todo y al final nos queda un poco más líquido de lo que nos gustaría, siempre podemos añadir una puntita de maicena diluida en una cucharada de agua.

Dificultad

Tener paciencia para aguantar lo bien que huelen hasta que estén cocinados.

Ingredientes

Para 4 personas

  • 8 muslitos de pollo
  • 16 champiñones (más si son pequeños, menos si son grandes)
  • 1 cebolla grande
  • 4 dientes de ajo
  • ½ puerro (la parte blanca)
  • 200 ml de vino de Jerez
  • Aceite de oliva
  • Sal
  • Pimienta
  • Tomillo
  • Romero
  • Perejil (opcional)
  • Arroz, pan, puré de patata o patatas fritas para mojar

Preparación

  1. Quitar las plumas que les puedan quedar a los muslitos de pollo y salpimentarlos. Dorarlos en una cazuela -con un chorrito de aceite- por todas partes y reservar.
  2. En la misma cazuela, dorar la cebolla pelada y picada o en tiras (al gusto) y el ajo entero con piel y aplastado.
  3. Cuando empiece a tener color, añadir los champiñones en cuartos y hierbas al gusto. Cuando los champiñones hayan perdido un poco de agua y cogido color, devolver los muslitos con el jugo que quede en la fuente y el Jerez con un poco de agua, hasta casi cubrirlos.
  4. Dejar cocinar unos 20 minutos con el fuego al mínimo y la cazuela tapada, darles la vuelta y dejarlos 10 minutos más.
  5. Pasado este tiempo, controlar la cantidad de líquido que hay y continuar cocinando tapado o destapado unos 15 minutos más. Si se quiere, al final retirar los muslos, pelar los ajos y pasar la salsa por un pasapurés.

Si haces esta receta, comparte el resultado en tus redes sociales con la etiqueta #RecetasComidista. Y si te sale mal, quéjate a la Defensora del Cocinero enviando un mail a defensoracomidista@gmail.com.

Enlace a la fuente