Quizá no lo sepan, pero las plataformas de streaming le toman el pelo cada vez que anuncian que uno de sus productos es muy popular. A diferencia de la tele y la radio convencionales, así como de toda la industria cultural (prensa, libros, discos, cine, etcétera), estas empresas no se someten a auditorías externas que miden sus audiencias. Por eso tienen el poder de convencernos de que nos gustan cosas que, a lo mejor, con una medición de espectadores hecha con un cierto rigor, no nos gustarían tanto.
En mi sección “Populares en Netflix”, me aparece en segunda posición Chimenea en tu hogar: los chisporroteos de la madera de abedul. Se trata de la tercera serie del mismo tipo, tras los exitosos (sic) Fireplaces for your home y Chimenea en tu hogar (esta vez, con madera vulgar, se entiende, sin chisporroteos de abedul). HBO le sigue —con un leve toque de humor— y ofrece a sus abonados Tu chimenea en Hogwarts y Tu chimenea en Poniente, para fans de Juego de tronos. Nos quieren hacer creer que vivimos rodeados de gente que cena con la imagen fija de unos leños ardiendo.
No se me ocurre situación más escalofriante que ser invitado a una casa y que el anfitrión te reciba con la chimenea de Netflix en la tele. Si te anima a calentarte las manos en la pantalla, empieza a marcar el 112 en el móvil y no pierdas de vista la salida, por si has de salir corriendo. Tal vez han descubierto una oportunidad de mercado entre los espectadores con trastornos psicopáticos y tendencias homicidas, pero no sé si es ético ofrecerles ambientación para sus crímenes. Claro que, al ritmo de docuseries de true crime que producen, pronto se les acabarán los asesinos y necesitarán nuevas historias. Gracias a estas hogueras, podrán renovar muchas temporadas de degolladores en serie.
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