Y la sobreexposición a las redes sociales se volvió en contra del gobernador influencer, finalmente. Hace una semana, Samuel García, dirigente del Estado norteño de Nuevo León, y su esposa, Mariana Rodríguez, airearon varias fotografías en Instagram en las que se les veía con un bebé de cinco meses con discapacidad al que habían sacado por un fin de semana de un centro de acogida para niños. De inmediato la polémica, algo a lo que la pareja está acostumbrada, se propagó por internet. Pero esta vez los más críticos les acusaban de haber cruzado una línea en su uso diario de las redes —entre los dos suman más de tres millones de seguidores—; de exponer la intimidad de un menor de edad con imágenes edulcoradas para sacar rédito político y blanquear sus figuras. Las organizaciones en defensa de la infancia argumentaron que la acogida se saltó varias leyes. Este lunes, la justicia mexicana les ha dado la razón.
En un comunicado, la Procuraduría Federal de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes (PFPNNA), del Sistema Nacional Para el Desarrollo Integral de la Familia (SNDIF), ha asegurado que a García y Rodríguez se les otorgó un permiso “para que el niño quedara bajo resguardo del matrimonio durante un fin de semana, como ‘medida especial”. “Sin embargo, no se proporcionó evidencia que acredite que la medida antes señalada se emitió con las formalidades que exige la ley” continúa el texto del organismo.
La salida del niño del centro de acogida durante un fin de semana se realizó bajo la responsabilidad de Rodríguez “por representar para él una figura significativa”, a pesar de que no existe un proceso de adopción del niño por parte de la pareja. La influencer visita a diario al menor de edad desde hace tres meses “sin aclarar o justificar las razones de dichas convivencias”, aclara la institución. Y, como es habitual en su manera de utilizar las redes sociales, el matrimonio quiso dejar testimonio del paso del bebé por su casa con un puñado de fotografías: el niño en brazos de García vestido con una camiseta de Tigres de Monterrey, el equipo de fútbol del que el político es seguidor; un retrato del menor mostrando una sonrisa sin dientes todavía; una mano diminuta aferrándose al dedo del mandatario.
Ahora, la Procuraduría investiga el contexto en el que se produjo el permiso de convivencia familiar, la figura legal por la que el bebé fue acogido temporalmente por García y Rodríguez. En cuanto a las críticas que la pareja recibió por haber publicado fotos del menor ante sus millones de seguidores, la institución ha alegado que “el hecho de que la imagen y datos personales del niño hayan sido expuestos de manera masiva no configura una violación al derecho de intimidad”, ya que no se considera ilegal si quien difunde imágenes de un infante es alguien que ejerza la “patria potestad, tutela, guardia o custodia”, algo con lo que el matrimonio contaba en ese momento, de acuerdo con el organismo.
De hecho, según su relato, ha sido la prensa la que más ha vulnerado la intimidad del bebé. “Son estos [los medios de comunicación] los que han difundido información sobre el niño tomando las imágenes de las redes sociales de un particular [Rodríguez]”. No ha trascendido la sanción que deberán afrontar el Gobernador de Nuevo León y su pareja, pero la PFPNNA ha convocado una reunión “urgente” para mañana martes en la que se revisará “la legislación, procedimientos y protocolos vigentes respecto a medios alternativos de cuidado familiar en el estado de Nuevo León”.
La presencia en redes sociales de García y Rodríguez es constante desde que la pareja saltó a la esfera pública. García llegó al poder en Nuevo León el pasado 6 de junio como candidato de Movimiento Ciudadano, gracias a una campaña en la que internet jugó un rol clave. A Rodríguez, ya entonces una popular influencer, los analistas políticos le atribuyeron gran culpa del éxito de su marido. Su fórmula, que luego ha sido imitada hasta la saciedad, volvió al candidato accesible a su electorado a través de numerosas fotos y videos que mostraron al mundo la intimidad y el día a día de la pareja.
Pero la que es su principal estrategia política también ha sido un arma de doble filo que en ocasiones ha puesto al matrimonio en el centro de encendidas polémicas e incluso fuertes sanciones legales. “Las redes sociales se nos han ido de las manos a veces”, confesó Rodríguez el pasado sábado en una entrevista con este periódico. Y como respuesta al último revés que la justicia les ha dado, Rodríguez y García han hecho lo que mejor saben hacer: publicar más de un centenar de historias en menos de 24 horas en sus perfiles de Instagram. Muchas de ellas, desde una “mesa de trabajo en materia de adopción”, una iniciativa que García ha calificado como “un paso muy importante para lograr mejorar la calidad de vida de estos menores”, y que sus críticos consideran una huida hacia delante.
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