Cinco meses después del misterioso sabotaje de los gasoductos Nord Stream, que fueron destruidos con explosivos el 26 de septiembre pasado en plena escalada de tensión entre Rusia y Occidente por la guerra en Ucrania, empiezan a desvelarse detalles sobre la investigación, hasta ahora secreta. La Fiscalía federal alemana asegura que centra sus pesquisas en una embarcación sospechosa de haber transportado los explosivos y a un equipo de varios buzos, confirmando así una información adelantada por medios alemanes que ofrece distintos detalles, como que la embarcación, alquilada, partió del puerto alemán de Rostock con seis personas a bordo que dejaron restos de explosivos.
Tanto estas noticias como la publicada casi al mismo tiempo por el periódico estadounidense The New York Times apuntan a un grupo proucraniano o con relación con Ucrania como autor del sabotaje, pero las capitales occidentales están siendo muy cautelosas con estas revelaciones y piden que no se llegue a conclusiones apresuradas. Lo publicado hasta ahora habla de la autoría material, pero no hay pruebas sobre quién pudo ordenar el ataque. El ministro alemán de Defensa, Boris Pistorius, dejó caer este miércoles en Estocolmo, durante una cumbre con sus homólogos europeos, que el ataque podría ser una operación de falsa bandera —una maniobra realizada con la intención de acusar de la autoría a otros—.para que todos los ojos miraran a Ucrania y enfriar así el apoyo alemán a Kiev.
La exclusiva del Times, que menciona explícitamente a un “grupo proucranio” basándose en información de los servicios de inteligencia estadounidenses, ha provocado la reacción inmediata del Gobierno de Volodímir Zelenski, que ha desmentido de manera categórica y por dos vías, la presidencia y el Ministerio de Defensa, tener relación alguna desde sus estructuras oficiales con el ataque, informa desde Kiev Luis de Vega.
Acusaciones de Moscú
Rusia, por su parte, no da ninguna veracidad a estas informaciones y acusa a Occidente de desviar la atención. Moscú defiende la teoría, publicada por el periodista estadounidense Seymour Hersh sin aportar ninguna prueba, de que buzos estadounidenses colocaron los explosivos que después hicieron detonar efectivos noruegos.
El breve comunicado de la Fiscalía alemana constituye la primera aportación de carácter oficial después de más de cinco meses de herméticas pesquisas de tres países, Alemania, Dinamarca y Suecia, que han trabajado por separado tras descartar una investigación conjunta. Las autoridades alemanas reconocen haber “registrado un barco entre el 18 y el 20 de enero de 2023″ ante la sospecha de que pudo ser “utilizado para transportar explosivos” con los que se volaron tres de los cuatro conductos que formaban los gasoductos Nord Stream 1 y 2. “Por el momento no es posible hacer afirmaciones sólidas” sobre la identidad de los autores, sus motivos o la posible implicación de un Estado, añade la Fiscalía.
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Las autoridades no dan más detalles, pero sí los dieron el semanario Die Zeit y las televisiones públicas ARD y SWR, de fuentes de inteligencia: el barco fue alquilado por una empresa con sede en Polonia pero propiedad de dos ucranios en el puerto alemán de Rostock. A él se subieron seis personas: un capitán, dos buzos, dos ayudantes de buceo y una médica. Se desconoce su nacionalidad porque emplearon pasaportes falsos. Tras salir de Rostock, el barco atracó al día siguiente en Wieck, también en la costa báltica, y después se le rastreó en la isla danesa de Christianso al noreste de Bornholm, muy cerca de donde ocurrieron las explosiones. La embarcación fue devuelta a su propietario sin limpiar, lo que permitió encontrar restos de explosivos en una mesa, añaden estos medios, que ya apuntaban el martes a la posibilidad de que se pudieran haber dejado rastros deliberadamente para apuntar a Ucrania, aunque precisan que no hay ninguna prueba de ello.
“Especulaciones”
“No hay que tener nunca miedo a la verdad y yo no la tengo, a ninguna. Pero en estos momentos de lo que hablamos es de especulaciones”, señaló Josep Borrell, alto representante para la Política Exterior de la Unión Europea. “Las investigaciones sobre las circunstancias exactas siguen en marcha en Suecia, Dinamarca y Alemania y, seamos serios, mientras sigan en marcha, no podemos sacar conclusiones definitivas. Debemos esperar a tener una comprensión clara de lo que pasó”, añadió tras la cumbre de ministros de Defensa en Suecia, que ocupa la presidencia rotatoria de la UE, informa Silvia Ayuso.
También el ministro de Defensa sueco, Pal Jonson, pidió prudencia. “No quiero especular porque es una investigación en marcha de nuestra Fiscalía con apoyo de las fuerzas de seguridad suecas, y mientras este proceso esté en marcha, no quiero apresurarme en mis conclusiones”.
Ambos subrayaron la necesidad de mejorar la protección de la infraestructura crítica europea: “Lo que ha pasado con Nord Stream puede pasar mañana con un cable de fibra óptima submarino”, dijo Borrell. “Hay una mayor conciencia de que las amenazas híbridas son algo a lo que cada vez estamos más expuestos”, añadió Jonson. También Jens Stoltenberg, secretario general de la OTAN, recordó que el atentado “pone de manifiesto las vulnerabilidades” de infraestructuras como los cables de Internet o de electricidad, y evitó “especular” sobre la posible autoría hasta que “las investigaciones hayan concluido”.
Pistorius evitó responder a los periodistas sobre si cree que estas informaciones pueden menoscabar el apoyo popular a Ucrania y pudoi distinguir: una cosa sería que nacionales ucranios hubieran cometido el sabotaje, otra que lo hicieran bajo órdenes de Ucrania y una tercera que un grupo proucranio haya actuado sin conocimiento del Gobierno de Kiev. La probabilidad de que se trate de un ataque de falsa bandera es “igual de alta”, aseguró.
Ucrania: “Nada que ver con nosotros”
“Se trata de una historia bastante extraña, no tiene nada que ver con nosotros. Creo que una investigación oficial de las autoridades correspondientes describirá todos los detalles. Sería un cumplido hacia nuestras fuerzas especiales, pero no es nuestro asunto”, señaló el ministro de Defensa de Ucrania, Oleksei Reznikov, al llegar a la reunión de sus homólogos de la UE en Estocolmo, según informa el diario Ukrainska Pravda.
Ya el martes, se habían pronunciado en similares términos desde la Oficina del Presidente Volodímir Zelenski. “Aunque me encanta coleccionar divertidas teorías de conspiración sobre el Gobierno ucranio, Ucrania no tiene nada que ver con el accidente del mar Báltico y no tiene información sobre grupos de sabotaje pro-Ucrania”, escribió en Twitter el asesor presidencial Mijailo Podoliak.
Although I enjoy collecting amusing conspiracy theories about 🇺🇦 government, I have to say: 🇺🇦 has nothing to do with the Baltic Sea mishap and has no information about “pro-🇺🇦 sabotage groups”. What happened to the Nord Stream pipelines? “They sank,” as they say in RF itself…
— Михайло Подоляк (@Podolyak_M) March 7, 2023
Las autoridades rusas no han dado veracidad a la nueva versión sobre el sabotaje. “Los autores del ataque quieren desviar la atención”, ha manifestado el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov. Según Moscú, las publicaciones de The New York Times y Die Zeit son solo “relleno” y han sido coordinadas desde fuera para aparecer en los medios.
“No solo es extraño, sino que huele a un delito atroz. Los países accionistas de los gasoductos y la ONU deberían exigir, como mínimo, una investigación transparente y urgente en la que participen todos aquellos que puedan arrojar luz al caso”, ha agregado Peskov.
El Kremlin apunta ahora a la versión de los hechos difundida por el periodista Seymour Hersh, que atribuye la autoría del sabotaje a Estados Unidos y Noruega. Sin embargo, el Ministerio de Defensa ruso dijo tener pruebas el pasado 29 de octubre de que los gasoductos Nord Stream 1 y 2 habían sido saboteados por una unidad concreta de los servicios especiales británicos.
“De acuerdo con la información disponible, los miembros de esta unidad de la Marina británica tomaron parte en la planificación, provisión e implementación del ataque terrorista sucedido en el mar Báltico el 26 de septiembre”, dijo entonces el ejército ruso a través de un comunicado en el que vinculaba aquel sabotaje con una incursión ucrania reciente contra el puerto de Sebastopol, situado en Crimea.
La portavoz del Ministerio de Exteriores ruso, María Zajárova, ha dado validez en el pasado a la versión de Hersh, y también descartó con ironía la revelación de los medios alemanes y estadounidenses. “No me sorprendería si, como resultado de una supuesta investigación, los occidentales y sus periódicos establecen que los gasoductos Nord Stream fueron destruidos por un delfín saboteador que huyó de Crimea a Ucrania”, ha escrito la representante de la diplomacia rusa en su canal de Telegram.
“Hablando en serio, Washington y Londres siguen el camino trillado de las filtraciones controladas para formar la agenda que necesitan. Así fue con Salisbury y con Navalni y el novichok”, ha afirmado Zajárova. Hacía referencia así a los envenenamientos del exagente Serguéi Skripal, su hija y otros ciudadanos británicos en aquella ciudad en 2018, y al ataque sufrido por el opositor Alexéi Navalni en 2020. En ambos casos, la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) estableció que fueron envenenados con una sustancia a la que solo tendría acceso una potencia: el novichok.
A las críticas se ha sumado también el jefe del Comité de Exteriores de la Duma Estatal (Cámara baja) y líder del populista Partido Liberal Democrático de Rusia, Leonid Slutski. “Es otra pista falsa cuyo propósito es desviar la atención de los autores reales del ataque terrorista a unos rebeldes abstractos. ¿Quién se cree que una operación militar de esta escala está dentro del poder de un grupo de sabotaje desconocido? Sin duda, 1-0 a favor de Seymour Hersh”, ha opinado el político, pese a las lagunas halladas también en torno a la versión del periodista estadounidense, como que la localización de los navíos noruegos no coincide con las coordenadas que les atribuye.
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