Los cambios de estación son momentos fascinantes en los que hay que llevar más capas que una cebolla para no helarte de frío o morirte de calor, mientras nuestro cuerpo y cerebro se arrastran bajo mínimos intentando afrontar esos cambios que vienen sin avisar. Pero también tienen cosas que dan mucho gustito, como el momento en el que aparecen los primeros alimentos primaverales en fruterías y verdulerías -a los que ya echábamos de menos- mientras los finalistas del invierno aún están en plena forma. Aprovechamos esta afortunada circunstancia para cocinar ocho platos únicos ricos, sencillos y rápidos, pensados para bregar con la comida más complicada del día -la cena, por si alguien aún lo duda- que por supuesto también pueden servir como comida; en muchos casos perfectas para táper (si es el caso, no lo dudes y prepara el doble).
Lentejas con acelgas y bacalao
Se puede preparar en versión guiso o seco, casi como un salteado, así que sirve tanto para cuando refresca y te apetece un plato de cuchara como para un mediodía soleado. Para dos raciones, corta las pencas de un puñado de acelgas y ponlas con un chorrito de agua en un bol tapado con un plato o un recipiente de silicona en el microondas, y programa tres minutos a máxima potencia. Mientras, corta las hojas en tiras -en horizontal- y rehógalas en una cazuela con media cebolla en tiras y un par de dientes de ajo laminados. Cuando hayan perdido fuerza y el ajo y la cebolla tengan un poco de color, añade las pencas precocidas escurridas. Dales vueltas un par de minutos y, si lo tienes, añade un poco de tomate concentrado o frito. Remata con un bote grande de lentejas escurridas y unos 250 gramos de migas de bacalao desalado o fresco: cocina todo junto unos cinco minutos más para mezclar los sabores (si quieres que quede caldoso, pon el líquido de gobierno de las lentejas y añade un chorrito más de agua). ¿No tienes lentejas o bacalao? Puedes usar cualquier otra legumbre cocida o preparar lentejas rojas, aunque tardarán unos 15 minutos más. En lugar del bacalao puedes optar por salmón, langostinos, merluza, huevo duro e incluso una lata de mejillones, añadidos fuera del fuego para que no se recuezan (el escabeche sí se puede poner antes para integrar el sabor).
Cuscús con espárragos, encurtidos y huevo duro
Cuece uno o dos huevos por persona en agua hirviendo a fuego lento durante siete u ocho minutos: cuando estén listos, enfría, pela y separa la yema de la clara. Mientras, mezcla el mismo volumen de agua caliente con un poco de sal y aceite que de cuscús (la mitad de la taza de café con leche de unos 300 ml que todos tenemos por casa da para una ración generosa). También puedes usar bulgur, como en la foto, o arroz blanco o integral; este último congela muy bien, recomiendo tener siempre monodosis en el congelador para hacer platos como este en dos patadas. Mientras se hincha, cocina entre ocho y 12 espárragos por persona a la plancha, y prepara una vinagreta con aceite, vinagre, sal, pimienta, encurtidos troceados al gusto y la yema aplastada con un tenedor. Ahueca el cuscús con un tenedor, ponlo en un plato y remata con los espárragos, la clara troceada y la vinagreta. ¿No tienes a mano espárragos verdes frescos?: deja enfriar el cuscús un poco más y hazlo con espárragos en conserva en modo ensalada: puedes añadir rabanitos, tomates cherry, calabacín…
Patatas al vapor y escarola salteada con anchoas y aceite de perejil
Un plato ligero, fácil de preparar y muy sabroso, perfecto para esos días en los que no te apetece cenar mucha cantidad pero sí quieres algo que te despierte el paladar y le dé sentido a la existencia. Pela una patata mediana o grande por persona, córtala en rodajas y ponla en un bol tapado al microondas con una cucharada de agua (puedes usar un recipiente de silicona, cocerla en agua hirviendo o preparar varias enteras -siempre va bien tener patatas cocidas- y pelarla y cortarla luego). Prepara un aceite de perejil triturando perejil con aceite y un poco de ajo; también puedes simplemente picarlo a mano y mezclar. Poner un poco de este aceite en una sartén y añadir tres puñados de escarola troceada, podemos mezclar la parte más clara con la más verde; de hecho es una receta de aprovechamiento ideal para esas hojas más duras. Servir la escarola sobre la patata y rematar con tres o cuatro filetes de anchoa troceada, algo más del aceite en crudo, unas gotas de vinagre y si se quiere, aceitunas negras. ¿Quieres un poco más de proteína? Usa el aceite de perejil para saltear unos langostinos o gambas peladas o unos dados de salmón y sírvelos por encima en lugar de las anchoas.
Trinxat de boniato y espinacas con tofunesa de pimentón
Durante años en el restaurante Rasoterra prepararon un trinxat de primavera y verano con espinacas en lugar de col que me gustaba demasiado como para comerlo solo allí, así que terminé preparando diferentes versiones en casa. Esta se remata con una tofunesa de sabor potente -sí, eso puede existir- para aportar cremosidad a cada bocado. Empieza cocinando un boniato de ración por persona (unos 200 gramos con piel y todo). Puedes hacerlos al vapor como te contamos en esta receta, entero, pinchado y al microondas a potencia máxima unos cuatro o cinco minutos o incluso asado si tienes que encender el horno para algo: cuando esté blandito, estará listo. Mientras, prepara una tofunesa con vinagre en lugar de limón, pimentón al gusto y si quieres una puntita de ajo. Dora en una sartén uno o dos dientes de ajo por persona con un poco de aceite y sal ,y añade 200 gramos de espinacas por ración (si puede ser frescas, si no; descongeladas). Cuando hayan perdido volumen y agua, añade los boniatos y mezcla todo bien, removiendo para que se integre: es el momento de rectificar de sal y pimienta. Puedes dar forma al trinxat como si fuera una tortilla de patatas, francesa o servirlo a cucharadas: cubre con tofunesa al gusto para darle un toque cremoso y a cenar. Para la versión cárnica: cambia la tofunesa por butifarra, panceta, jamón, etc.
Revuelto de guisantes con butifarra, menta y picatostes
Creo que lo he contado ya 24 veces, pero ahí va una más para quien le pueda servir: en mi congelador nunca faltan una o dos bolsas de guisantes congelados finos, que se preparan en poquísimo tiempo, quedan frescos y sabrosos en cualquier plato -siempre que no se sobrecuezan- y te ahorran la trabajera de pelarlos. Empezamos este plato cortando en daditos unos 100-80 gramos por ración de butifarra al gusto: blanca, negra, del perol o hasta morcilla o chorizo, en este caso en menor cantidad porque tienen un sabor más potente. Poner en una sartén y dorar ¼ de cebolla picada con su propia grasa (si son muy magras se puede añadir un chorrito de aceite). Cuando empiece a coger color, añadir unos 250-300 gramos de guisantes descongelados, tapar y dejar que se cocine todo junto unos cinco minutos. Probar y decidir si ya están al punto o se quieren más hechos, y mirar también si los guisantes han soltado demasiada agua y necesitamos cocinar un par de minutos más. Salpimentar y añadir unas hojas de menta picada en el último minuto de cocción. ¿Te parece demasiado sencilla?: una cucharada de picatostes por encima, justo antes de servir le dará un punto crujiente interesante.
Salteado con pollo, setas, fideos, salsa de soja y frutos secos
Todas las cantidades y proporciones de este platos dependen del hambre que tengas: más que una receta te estamos dando una técnica para un salteado. Cocina unos fideos asiáticos -sirven desde los vermicelli de arroz, hasta los de alforfón, los de trigo finos que venden en cualquier supermercado o los que prefieras- según las instrucciones del fabricante. Mientras se caliente el agua, corta unas cuantas setas y un poco de cebolla en tiras y saltea en una sartén a fuego alegre con un poco de aceite de sabor suave. Cuando empiecen a tener color, añade uno o dos contramuslos de pollo en tiritas y termina de saltear todo junto. Añade los fideos cocidos bien escurridos, soja al gusto, si quieres un poco de vinagre o lima, sésamo, cilantro y algún picante. Remata con algún fruto seco picado. No tienes -o no quieres comer- fideos: si tienes un espiralizador puedes hacerlos de zanahoria, remolacha o calabacín.
Sopa de verduras con cabello de ángel y albondiguitas exprés
¿Noche fresquita y ganas de sopa? Empieza este plato echando un vistazo a las verduras que orbitan por tu nevera o congelador: necesitarás unos 150 o 200 gramos por ración, dependiendo del hambre que tengáis. Podemos usar calabaza, cebolla, pimiento, zanahoria, calabacín o champiñones, pero también judías verdes, guisantes e incluso habas (idealmente dos o tres tipos, es una receta perfecta para dar salida a esos restos o mitades que quedan después de cocinar otros platos). Si vas a usar verduras que mejoren con su paso por la plancha, córtalas en daditos y dales un par o tres de minutos a fuego medio hasta que se doren ligeramente; si no necesitan plancha empieza desde aquí. Añade unos 350 ml de caldo por persona y lleva a ebullición a fuego suave unos cuatro o cinco minutos con la verdura. Mientras, prepara las albondiguitas exprés con salchichas de pollo, cerdo o ternera de buena calidad: quita la tripa a un par de salchichas por ración y forma las bolitas (si te da pereza, córtalas directamente y listo). Pasados los cuatro minutos, añade la pasta y las bolitas y cocina tres minutos más, o el tiempo que indique el fabricante. Puedes servir con queso rallado o limón. ¿Justo hoy no tienes verduras?: intenta tener un paquete de sopa juliana deshidratada a mano, en situaciones como está te servirá para sopas, estofados, guisos y demás.
Ensaladilla de aguacate, hojas verdes y sardinas en aceite
La única dificultad para que esta ensaladilla salga bien es que el aguacate esté en su punto, porque con su carne y un poco de zumo de limón conseguiremos la pasta cremosa que hará las veces de mayonesa. Para dos personas, pon dos huevos a cocer a fuego mínimo durante siete minutos y enfría bien. Mientas, tritura o aplasta con un tenedor un aguacate maduro con un poco de limón, sal, pimienta y los aderezos que quieras (un poco de picante le va bien). Mezcla una o dos latas de sardinas en aceite escurridas -dependiendo del hambre que tengáis- con el aguacate, el huevo picado y unos pepinillos troceados. Sirve sobre un lecho generoso de lechugas, brotes, rúcula, etc aliñados al gusto. Remata con tiritas de cebolla o cebollino. Se puede comer tal cual, sobre una tostada o en bocadillo. Versión aún más rápida: hacer el huevo duro al microondas. Casca un huevo en una taza con dos dedos de agua y dale a la máxima potencia entre 1,5 y 2 minutos (en el mío de 900 W está listo en unos 80 segundos). Saca con una cuchara y ya tienes un huevo casi duro, y pelado.