A sus 32 años, la gran nadadora Ona Carbonell emergió de la piscina metamorfoseada en activista, campeona de los derechos de la mujer, la sostenibilidad, la protección del medio ambiente y la causa contra el maltrato psicológico. La acompañó Iberdrola, su patrocinador; el presidente del Comité Olímpico Español, Alejandro Blanco; el secretario de Estado para el Deporte, José Manuel Franco; y el presidente de la federación de natación, Fernando Carpena, cuando este viernes al mediodía en la sede del COE anunció su retirada para convertirse, anunció, en la bandera de la Comisión de Maternidad y Deporte. “Trabajaremos”, dijo, “para ayudar a todas las deportistas que quieran ser madres sin tener a cambio que renunciar a sus carreras deportivas”.
Amparada en un aparato institucional, político e industrial nunca visto en la retirada de una deportista española, la que ha sido una de las cuatro nadadoras más importantes de la historia de España junto con Mireia Belmonte, Gemma Mengual y Andrea Fuentes, recibió un homenaje sentido a cargo de la cantante Ruth Lorenzo, que interpretó Reina, y la proclamó “diosa”, para dicha de la familia de Ona, que asistió en primera fila con sus hijos Theo y Kai.
“He vivido de todo”, dijo Ona, en la culminación de un discurso de despedida en el que apuntó a Ana Tarrés, la entrenadora que la impulsó a sus mayores éxitos. “En alguna época me he visto obligada a trabajar bajo condiciones y formas de trabajo que me afectaron gravemente, a mí y a muchas otras compañeras, incluso a nivel de salud mental. Son formas que no comparto en absoluto porque creo que se alejan de lo que es el deporte y sus valores y no son excusables con el fin último de la búsqueda del máximo rendimiento o la medalla”.
La catalana Ana Tarrés fue la fundadora de la natación sincronizada española de alta competición. Bajo su dirección el equipo consiguió cuatro medallas olímpicas. Pero en 2012, tras los Juegos de Londres, la técnica fue despedida bajo una ola de acusaciones de malos tratos. El CSD respaldó la salida de Tarrés, pero la federación debió indemnizarla con 400.000 euros por despido improcedente al no probarse dichas acusaciones ante la Justicia.
“Lo que más admiro de ti es tu implicación con los desfavorecidos o con los problemas sociales”, la elogió José Manuel Franco. “Admiro a la Ona Carbonell que decidió empezar de cero tras un viaje a Nepal, la que se implica en la protección de los océanos, en el cambio climático… Tú representas el poder transformador del deporte. El deporte español no puede permitirse vivir sin ti”.
“Las mujeres no tenemos el mismo trato ni visibilidad”
Bajo la dirección de Tarrés, en sus seis primeros años de carrera en la élite hasta 2012, Ona conquistó ocho medallas mundiales y dos medallas olímpicas, todas en categorías de dúo y equipos; tras el despido de la entrenadora, la nadadora de Barcelona logró seis medallas mundiales en dúos y equipos, y seis en solos. La mitad de su actividad competitiva se consagró a los torneos como solista, sin categoría olímpica. En los últimos años, Carbonell ejerció de lider de un equipo nacional rejuvenecido, una nueva generación de nadadoras que sueña con alcanzar los hitos de sus predecesoras, y con ellas asistió a los Juegos de Tokio apenas un año después de ser madre por primera vez: acabaron séptimas en la final por equipos.
Preguntada por el aparente conflicto entre el éxito olímpico y la salud mental, Ona opinó que se puede subir al podio de unos Juegos sin sufrir maltrato. “Es posible y yo lo he demostrado”, dijo. “El sacrificio siempre tiene que estar. Pero la línea es muy fina. Hay que entender a la persona como alguien que tiene sus cosas y que la salud mental es lo primero”.
“He intentado ser siempre exposición pública para apoyar proyectos y causas que contribuyen a luchar contra las desigualdades y las violencias, y para hacer un mundo más sostenible y justo para todos y todas”, declaró. “Hace años soy consciente de que las mujeres no tenemos el mismo trato y visibilidad a nivel social y deportivo. Gracias a mi maternidad me he dado cuenta lo poco que ha evolucionado el deporte en conciliación y he trabajado para visibilizar esta situación y que se pongan los medios para cambiarla”.
“Ya sabéis que tengo fuego dentro, pero mi cabeza y mi corazón ya no querían estar al mil por mil en el agua”, dijo la nadadora, licenciada en Diseño de Moda, otra de sus grandes pasiones. “Ahora quería estar en otro ámbito”, cerró.
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