La selección femenina de balonmano empezó de la peor manera el Europeo: derrota contundente contra Montenegro (30-23), superada de cabo a rabo y quebrada bajo palos. Al borde del descanso, si a esas alturas no era suficiente el poco peso de la portería en el juego de España (solo dos intervenciones), la rodilla izquierda de Silvia Navarro terminó de encender la alerta roja.
La valenciana, de 43 años, se marchó cojeando, sin apenas apoyar la pierna y con unos gestos de dolor muy preocupantes. El panorama ya estaba torcido y lo que vino después ahondó en la crisis de las Guerreras, que en casi toda la segunda parte únicamente pudieron aspirar a reducir la herida y evitar una diferencia mayor pensando en opciones futuras. Las balcánicas, estimable clase media en el continente en los últimos torneos, les quedaron muy lejos a las muchachas de José Ignacio Prades, que mucho tajo por delante y poco tiempo para rearmar un conjunto sin ideas en el estreno.
España salió a la cancha de Podgorica y se topó con una roca en defensa, indescifrable para la selección por más que Prades pidiera a sus jugadoras que fueran más inteligentes y que abrieran espacios. No había manera. El 6-1 de inicio evidenció los problemas de un equipo que tardó 12 minutos en anotar en ataque estático y que en 20 apenas sumaba cuatro tantos. Ni encontraba a los extremos ni percutía desde fuera -algo que en lo que siempre lo han pasado mal por sus características- y para colmo acumulaba dos fallos desde los siete metros. Un gran erial.
Tampoco funcionaba la portería: 46% de acierto Rajcic al descanso frente al pobre 8% con el que se retiró muy dolorida Silvia Navarro al borde de la pausa. El único alivio para las Guerreras eran las pérdidas de Montenegro (11 en la primera mitad) y un punto más de ajuste atrás durante un tramo. Las locales llegaron a apagarse en ataque durante ocho minutos, pero tampoco España lo aprovechó demasiado: 12-9 al intermedio. Cada ataque estático resultaba un dolor.
El tiempo de reflexión no mejoró el paisaje, colgada la selección de Shandy Barbosa, autora de las tres primeras dianas de Montenegro. Pero más allá de la veterana, poco o nada en ataque. Hasta el 43 de la segunda mitad no encontró otra anotadora: Lara González en una contra. Así que, sin excesos, las anfitrionas tomaron ampliaron rápido ventaja: 19-12 en el 42. Ni había ataque ni la defensa lograba imponerse.
La fiesta en las gradas era grande y la ventaja local, también: ocho de distancia en el minuto 48 (22-14). Prades llamó al orden para tratar de aplicar un torniquete en la herida, subió líneas en defensa y solo así, más un punto de relajación local, logró contener daños. La resolución adelantada del choque permitió a España alcanzar unos guarismos en ataque algo más aseados. Pobre consolación para un estreno muy negativo y, mirando a la enfermería, muy preocupante. La siguiente cita, el próximo lunes contra Polonia (20.30, Teledeporte), obligará a multiplicar las prestaciones después de una puesta de larga muy decepcionante en todos los apartados.
Montenegro, 30 – España, 23
Montenegro: Rajcic; Radicevic (5, 2p), Malovic (4), Raicevic (3), Jaukovic (5, 1p), Pavicevic (3) y Brnovic (4) -equipo inicial- Batinovic (ps), Kadonic (-), Pletikosic (-), Godec (-), Bulatovic (-), Popovic (-), Corovic (-), Alivodic (3) y Grbic (3)
España: Navarro; Campos (4, 3p), Almudena Rodríguez (-), Tchaptchet (1), Gassama (1), Barbosa (5) y Sole López (1p) -equipo inicial- Castellanos (ps), Arrojeria (2), Jennifer Gutierrez (3), Etxeberria (1), Lara González (2), Spugnini (-), Espínola (-), Valdivia (-) y Arcos (3).
Marcador cada cinco minutos: 3-0, 5-1, 6-3, 8-4, 11-7 y 12-9 (descanso); 15-10, 18-12, 20-14, 23-16, 27-21 y 30-23 (Final)
Árbitros: Ana Vranes y Marlis Wenninger. Excluyeron dos minutos a Jaukovic, Raicevic, Kadovic, Gassama (2) y Spugnini.
Centro Deportivo Moraca de Podgorica.
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