Las personas que se mueven en las calles de México se juegan la vida cada día. Ya sea que lo hagan a pie, en bicicleta, en transporte público, motocicleta o automóvil particular, los accidentes relacionados con la movilidad de las personas son un problema diario que en 2021 se tradujo en más de 340.000 accidentes, más de 60.000 lesionados y casi 4.000 fallecimientos, de acuerdo con el Inegi. Con esa premisa, hace casi un año entró en vigor la Ley de Movilidad y Seguridad Vial a nivel nacional, que busca que los mexicanos puedan transitar libremente y de modo seguro por las calles del país. “El objetivo de esta ley es salvar vidas”, dice en entrevista Román Meyer Falcón, arquitecto y titular de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu), uno de los encargados de impulsar esta legislación. “Pero para poder reducir las fatalidades viales en las ciudades, se requiere toda una estrategia que sume los gobiernos municipales, los gobiernos estatales y el Gobierno federal”, detalla.
Para grandes metrópolis como Ciudad de México, Guadalajara o Monterrey, existen normativas locales que regulan el tránsito de los vehículos motorizados y el transporte público, pero en ciudades con menor densidad de población no existe, en el mayor de los casos, ni un solo reglamento. Según el diagnóstico elaborado por la Sedatu, de los 32 Estados de México, solo 19 cuentan con alguna ley de movilidad y solo 4 han manifestado esfuerzos por acoplarse con la nueva ley.
Desde el piso 19 de la Sedatu, Meyer Falcón observa el pesado tránsito de la hora pico en la céntrica colonia Condesa, donde se encuentran las oficinas centrales de la dependencia. Si se observa el panorama de movilidad a un nivel aún más doméstico, el diagnóstico es aún más complejo. “El 75% de los municipios a nivel nacional no tienen actualizados sus programas de desarrollo urbano municipales, que es la base de todo”, refiere el funcionario.
A nivel regional, los ejemplos de legislación en materia de movilidad no solo toman en cuenta a los automóviles, sino que se enfocan en todas las maneras en que una persona hace sus traslados diarios. Desde pasos peatonales iluminados, carriles de bicicleta, paradas de autobuses o que las calles por donde todos circulan estén niveladas son tan solo algunos de los pormenores que se busca mejorar.
“Las cuestiones de diseño del espacio público es una cuestión en su gran mayoría de competencia local y lo que buscamos es sumar a los Estados y municipios en hacer incluyente la ejecución de los espacios y la conexión de cada uno de sus sistemas de transporte”, comenta.
Peatones, mujeres y personas discapacitadas primero
Históricamente, los modelos de movilidad en México siempre habían estado enfocados a mejorar la movilidad de los usuarios de transporte público y automóvil, un enfoque que deja fuera a buena parte de la población que requiere de transitar por las calles. Ya sea para ir a estudiar, llevar a los niños a sus escuelas, trasladarse al trabajo o simplemente de paseo.
En ese sentido, asegurar que los traslados de los grupos más vulnerables es uno de los focos que más atención han llamado de esta nueva ley nacional. Por un lado, aunque las mujeres hacen más de 800.000 viajes diarios tan solo en Ciudad de México, más de la mitad lo hacen a pie y menos del 20% prefiere otro medio de transporte como bicicleta o incluso en automóvil.
Ante un trayecto corto, las mujeres prefieren caminar, sobre todo si es de día, para evitar situaciones de acoso o de plano, dejar de lado sus actividades. Según el Instituto Nacional de las Mujeres en el país, el 76% de las usuarias de transporte han vivido situaciones de acoso o violencia, mientras que el 40% se ha sentido el peligro cuando camina por la calle.
Para el arquitecto Meyer, una de las claves para superar estas violencias y empezar a incluir a las mujeres, a personas discapacitadas y a otros grupos vulnerables, empieza con la infraestructura. “Poder asegurar que las paradas del transporte público hacia donde la gente cruza la calle estén bien iluminados, con señalización, reductores de velocidad, etcétera”, detalla.
Para que esto suceda, el 75% de los municipios que no han actualizado sus planes de desarrollo urbano deben de ponerse al corriente para poder realizar las construcciones pertinentes o las prohibiciones necesarias para mejorar el flujo de personas.
Adicionalmente, para que la recién aprobada Ley de Movilidad pueda tener efectos positivos en la sociedad, se propone que los tres niveles de Gobierno creen presupuestos específicos para movilidad y transporte público. La Sedatu hasta el momento ha organizado dos foros regionales en el noroeste y suroeste del país para tratar de coordinar esfuerzos con las autoridades locales.
Al exterior de la Sedatu hay múltiples opciones para moverse: pasos peatonales, bicicleta pública y estaciones de Metrobús, pero es solo el retrato de una ciudad con alta densidad de infraestructura. Meyer reconoce que para que todos tengan mejores condiciones de movilidad, las opciones tienen que llegar a más ciudades. “Todos nos movemos: en transporte público, caminando o como sea, por eso queremos con esta Ley que sea la forma más segura para nosotros, para nuestras familias, para nuestros hijos y que se pueda hacer de forma eficiente y sin perder tiempo y de modo sustentable”, reflexiona, mientras abajo, cientos de personas buscan el modo más sencillo de regresar a sus casas tras una jornada de trabajo.
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