Rusia reconoce que mantiene “contactos puntuales” con Estados Unidos | Internacional

La comunicación es mínima, pero existe. La portavoz del Ministerio de Exteriores ruso, María Zajárova, ha confirmado este martes que Washington y el Kremlin mantienen abiertos algunos canales de diálogo, pese a que la tensión es máxima en un momento de amenazas de escaladas militares y ataques con bombas radioactivas. “Mantenemos, digámoslo así, contactos puntuales con Estados Unidos en aquellos temas que exijan su participación. Estamos abiertos a cualquier tipo de diálogo que sea beneficioso para ambos, que represente el interés mutuo”, ha admitido la portavoz gubernamental en una entrevista con uno de los máximos responsables de la propaganda estatal, el presentador televisivo Vladímir Soloviov.

“Esto no tiene nada que ver con el concepto de unas relaciones en toda regla”, ha incidido Zajárova. El diario estadounidense The Washington Post reveló el pasado lunes que el asesor jefe de Seguridad Nacional de Joe Biden, Jake Sullivan, ha conversado de forma ocasional estos últimos meses con el secretario del Consejo de Seguridad ruso, Nikolái Patrúshev, y un ayudante de Vladímir Putin para la política exterior del Kremlin, Yuri Ushakov. Según las fuentes citadas por el periódico, el objetivo no ha sido negociar la paz en Ucrania, sino evitar una escalada militar mayor entre ambos países.

El asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, confirmó los informes de que Estados Unidos había hablado con el Kremlin recientemente, con el fin de rebajar la retórica en torno al posible uso de armas nucleares, según informa Reuters. Durante su intervención en un acto en el Club Económico de Nueva York el lunes, Sullivan no reconoció que hubiera mantenido conversaciones directas, pero señaló en repetidas ocasiones: “tenemos canales para comunicarnos con la Federación Rusa a niveles superiores”.

Desde Rusia, el viceministro de Relaciones Exteriores, Andréi Rudenko, afirmó que Moscú está dispuesta a emprender el diálogo con Kiev sin ninguna exigencia. “Por nuestra parte no hay condiciones previas, excepto la principal: que Ucrania muestre buena voluntad”, dijo a los periodistas este martes. Sus declaraciones fueron contrapuestas en Rusia con otras que hizo el 27 de febrero, tres días después de comenzar la invasión. “La desmilitarización y la desnazificación de Ucrania probablemente centrarán las conversaciones”, dijo cuando su país controlaba toda la iniciativa de la guerra.

Uno de los frutos de los “contactos puntuales” entre los dos países podría ser la celebración de un encuentro bilateral próximamente para abordar la situación actual del Tratado de Reducción de Armas Estratégicas, el New Start. Hace un año que las dos partes no se reúnen para aclarar sus dudas a través del único pacto que mantienen en pie para el control de sus arsenales. Tras mostrar públicamente su disposición para dialogar en los últimos meses, el Kremlin y la Casa Blanca han dado el paso para ello y buscan fecha y lugar.

Reunión del pacto sobre armas estratégicas

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El medio ruso Kommersant ha revelado este martes que la comisión consultiva del New Start baraja reunirse a finales de este mes o a principios de diciembre en un país de Oriente Próximo. De producirse, se trataría del primer encuentro desde que el presidente ruso, Vladímir Putin, ordenara lanzar su ofensiva total sobre Ucrania el pasado 24 de febrero, y sería la primera vez que no tiene lugar en Ginebra. El Kremlin quiere llevar el diálogo a zona neutral, y Suiza se ha sumado a la oleada de sanciones contra Moscú por desatar la guerra.

La reanudación de estas conversaciones supondría un gesto muy importante en plena carrera del Kremlin por recrudecer la retórica sobre una confrontación nuclear. Al anunciar la movilización de cientos de miles de ciudadanos el pasado 21 de septiembre, Putin insinuó que podría emplear esas armas. “Ante una amenaza a la integridad territorial de nuestro país, utilizaremos todos los medios a nuestro alcance para proteger a Rusia y a nuestro pueblo; esto no es un farol”, dijo al mismo tiempo que Moscú preparaba la anexión del territorio ocupado en Ucrania. Asimismo, al inicio de la guerra ordenó activar “en modo especial de combate” sus fuerzas de disuasión nuclear. Y hace unas semanas, estas practicaron “un ataque masivo” tras avisar a Washington con muy poco margen de tiempo del ejercicio militar.

El tratado New Start, firmado en 2010 por los entonces presidentes de EE UU, Barack Obama, y Rusia, Dmitri Medvédev, fija un máximo de lanzadores y de ojivas nucleares para ambas potencias, y establece las condiciones para realizar inspecciones mutuas. En 2021, fue prorrogado por otros cinco años más como garantía última contra una escalada, pues otros acuerdos como el tratado para la eliminación de los misiles de medio y corto alcance (INF) o el de Cielos Abiertos para los reconocimientos aéreos fueron abandonados por ambas partes años antes.

Una de las preocupaciones de Rusia es el despliegue de misiles balísticos intercontinentales Trident II. El Ministerio de Exteriores ruso publicó en octubre un comunicado donde denunciaba no poder confirmar si Washington incluía en su arsenal nuclear algunas lanzaderas en submarinos y aviones estratégicos B-52, y donde también criticaba la “reclasificación arbitraria” de algunos silos de misiles.

Washington, por su parte, desea enviar sus inspectores a Rusia. La secretaria estadounidense para el Control de las Armas y la Seguridad Internacional, Bonnie Jenkins, afirmó en una rueda de prensa celebrada el 25 de agosto que, a pesar de la falta de diálogo, su país quería enviar una misión a Rusia. “Estamos tratando de ver cómo hacerlo posible. Sabemos que hay cierto rechazo de Rusia, pero estamos en el proceso de intentar imaginar cómo podemos llevarlo adelante”, afirmó. El viceministro de Exteriores ruso, Serguéi Riabkov, consideró este deseo “un capricho” y “una provocación absoluta” con el enfrentamiento en Ucrania de fondo.

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