Joshua Kimmich levanta la mano el primero cada vez que se plantea la cuestión del gobierno del Bayern y la selección de Alemania. Su vocación de director general es vox populi entre la hinchada. El día que Alemania perdió ante Japón (1-2) en su partido de debut en el Mundial, nadie dudó del destinatario del mensaje que colgó Bastian Schweinsteiger en Twitter. “Faltaron jugadores que quieran mandar”, sentenció el excapitán del Bayern, que fue campeón del mundo en 2014.
Schweinsteiger, como Philipp Lahm o Lothar Matthäus, los tres últimos grandes capitanes de la selección que además ocuparon el mediocentro del Bayern, coincidieron hace poco en un debate fomentado por el diario Bild. El tabloide más leído de Alemania organizó un panel monográfico: ¿Kimmich es jefe o minijefe? La conclusión quedó en el aire. Pero los tres veteranos se pusieron de acuerdo en algo que resumió el veredicto de Matthäus: “Si Joshua quiere ser un líder del mediocentro, debe centrarse más en proteger a sus centrales y menos en irse al ataque”.
Con 27 años, Kimmich está ante el reto de su carrera. El jugador del Bayern, que ganó sus títulos más importantes como lateral derecho y que durante años reclamó el mediocentro, deberá conducir a Alemania hacia la victoria frente a Costa Rica, esta noche en Jor (20.00, Gol Mundial). Si fracasa, quedará retratado como el primer responsable de la segunda eliminación mundialista consecutiva del equipo más laureado de Europa. “Él es capaz de guiar al equipo y de acelerar si es necesario”, dijo el miércoles Hansi Flick, el seleccionador, responsable de haber colocado a Kimmich al timón. “Lo veo motivado en los entrenamientos. Es uno de nuestros líderes. Es importante que existan jugadores que contagian a sus compañeros. Eso es un don”.
En Kimmich, como tantas veces sucede en el fútbol, confluyen la dimensión del folclore popular y la dimensión de la realidad deportiva. Cuentan en el entorno del Bayern que apenas tenía 24 años cuando movió hilos para que el club despidiera a Niko Kovac, por entonces entrenador. El acertado nombramiento de Flick, y los éxitos que siguieron, agrandaron el prestigio del muchacho, que había debutado en el primer equipo con el marchamo de Guardiola. En la imaginación de hinchas y altavoces mediáticos, se lo equiparó a Lahm y Matthäus. En la realidad de la cancha, sin embargo, Kimmich nunca demostró ser más que un buen centrocampista. Atrevido y vistoso técnicamente, bajo presión fue incapaz de tomar decisiones con el acierto y la lucidez de los volantes que pretende emular.
Guardiola, que lo elogiaba, lo sabía. Kimmich siempre tuvo dificultades para ver el juego en 360 grados. Eso no se manifiesta cuando llega al área contraria a efectuar sus espléndidos remates sin que lo detecten los defensas, sino cuando debe ofrecerse delante de sus centrales. Como le sucedió ante España y Japón en Qatar, si los rivales lo rodean en radios estrechos, su inseguridad se multiplica porque su visión periférica no le permite detectarlos con tiempo para reaccionar en caso de que le intenten quitar la pelota desde ángulos que no controla.
“Contra Japón nos faltaron estructuras para ofrecernos y jugar en corto en la salida del balón”, lamentó Ilkay Gündogan; “jugamos demasiado en largo”. El volante del City señaló a Kimmich sin nombrarlo. Lo acusó del exceso de balones largos que debieron jugar los centrales porque su compañero no se los ofrecía.
Luis Fernando Suárez: “Lo hemos estudiado”
Flick se encogió de hombros y atribuyó el problema a la falta de coordinación propia de un torneo que no permitió a las selecciones hacer concentraciones previas como antaño. “No hemos tenido mucho tiempo para prepararnos”, dijo; “pero veo que estamos evolucionando en los entrenamientos. Somos más colaborativos y estamos encontrando soluciones con la posesión del balón”.
”Hemos estudiado a Kimmich en los vídeos”, dijo Luis Fernando Suárez, el seleccionador de Costa Rica. “Los jugadores están avisados y espero que sobre el terreno las precauciones que hemos tomado puedan contrarrestarse”.
Frente a Costa Rica, una selección que no presiona tanto, Joshua Kimmich gozará del campo y el tiempo necesarios para lucir su gestualidad de comandante. Si no lo consigue, la jefatura que soñó correrá grave peligro.
Frappart, primera árbitra en un Mundial
La francesa Stéphanie Frappart se convertirá hoy en la primera mujer en arbitrar un partido de un Mundial. Lo hará en el Costa Rica-Alemania, el partido 44 del torneo. Frappart es una de las tres mujeres que están en Qatar como árbitras principales. La francesa, de 38 años, ya fue la primera en dirigir en la Champions. Lo hizo en 2020, en un Juve-Dinamo de Kiev. El 2 de noviembre arbitró el Real Madrid-Celtic.
“Soy un admirdor profundo de todo lo que la mujer ha conquistado y me gusta que siga conquistando”, declaró Luis Fernando Suárez, el seleccionador de Costa Rica. “El arbitraje de Frappart habla muy bien de lo que ocurre en este deporte, que es muy machista pero democrático. Me agrada. Esto supone abrir mucho más el fútbol a todos”.
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