Un tribunal ha sentenciado este miércoles a tres hombres por el asesinato de la periodista mexicana Lourdes Maldonado. El autor material del homicidio ha recibido 24 años de prisión, mientras que dos acompañantes fueron condenados a 20 años. Los tres hombres fueron registrados por cámaras de seguridad de la calle minutos antes de que uno de ellos le disparara a la reportera el pasado 23 de enero en la puerta de su domicilio en la privada Chalco, del fraccionamiento Villa Los Pinos, en Tijuana. Apenas tres semanas después del crimen, las autoridades federales anunciaron la detención de los sicarios sin explicar el motivo ni quién había dado la orden de asesinarla. La condena de este jueves deja una espinilla en el entorno de Maldonado, que exige se investigue el autor intelectual de los hechos.
Guillermo Julián Castro Garzón —el autor material el asesinato—, Erick Eduardo Contreras y Kevin Alberto Villarino llegaron a un acuerdo con la Fiscalía del Estado de Baja California tras admitir el homicidio en un juicio abreviado para obtener una pena reducida. Después de casi seis horas de audiencia en un tribunal de Tijuana, en el que se explicaron los detalles de la investigación que dio con los tres sicarios, una jueza dio el visto bueno al acuerdo y les otorgó la sentencia reducida y fijó una reparación del daño de 487.000 pesos, unos 24.300 dólares. Sin embargo, en ningún momento de la audiencia se habló del motivo por el cuál estos hombres habían asesinado a Maldonado, ni la jueza lo preguntó.
Maldonado fue asesinada de un balazo en la mejilla el pasado 23 de enero alrededor de las 19.50, cuando regresaba a su casa. Los testigos que llegaron a la escena del crimen encontraron el cadáver en su coche, un sedán rojo, con el motor encendido y el vidrio del lado del conductor estallado por los impactos de bala. Tres años antes de ser asesinada, la reportera había acudido a una mañanera del presidente Andrés Manuel López Obrador para advertirle de que temía por su vida.
Desde el primer minuto la muerte de la periodista apuntó hacia una persona, el exgobernador Jaime Bonilla, con quien Maldonado mantenía una batalla legal desde hacía nueve años. Bonilla era el dueño de una empresa en la que trabajó la mujer, quien acabó por denunciarle por despido injustificado, adeudos de sueldo y de otras prestaciones, como impagos al seguro. La misma semana en la que fue asesinada, un fallo de la Junta de Conciliación le había dado la razón y había ordenado embargar los bienes de la firma y pagarle una indemnización.
Sonia de Anda, miembro del Mecanismo Estatal de Protección a Periodistas y Defensores de Derechos Humanos, relata el enojo que ha dejado la sentencia en el sindicato, que solo ese enero lamentó el homicidio de dos compañeros. “A todos nos dejó un mal sabor de boca”, cuenta por teléfono tras salir de la audiencia judicial, “con esta sentencia nos queda claro cuánto vale la vida de un periodista”. El reclamo de los reporteros que asistieron a la cita judicial de este miércoles estuvo centrado en la falta de una indagatoria que profundizara sobre quién mandó a matar a Maldonado. “¿Dónde está el asesino intelectual? ¿Cuál era el interés de estos sujetos de matarla?”, dice De Anda.
La reportera de Tijuana Rocío Galván se suma al rechazo de la sentencia y asegura que la justicia le ha quedado a deber mucho al gremio con esta condena. “La gran pregunta es quién mandó a matar a Lourdes y por qué, yo hasta que no sepa eso no me quedaré tranquila”, comenta también al teléfono. “Estas personas dijeron quién los contrató y hasta dónde les dieron el arma con la que la mataron, ¿por qué no se investigó? Esto es justicia a medias”.
De Anda, que también trabaja en Uniradio de Tijuana, destaca la investigación detallada de la Fiscalía por llegar a los tres sentenciados de este miércoles. De acuerdo a lo expuesto en el tribunal, las autoridades recibieron una llamada anónima días después del homicidio en la que les pasaron los nombres y teléfonos de los tres asesinos. El trabajo de la Fiscalía consistió a partir de ese momento en cruzar las llamadas entre esos números, probar que esos teléfonos se encontraban en el lugar del crimen en el momento en que mataron a Maldonado y localizar a los involucrados y al taxi que se veía en las imágenes.
“La molestia es que, en este trabajo tan detallado de los teléfonos, no aparece nunca un número que pudiese haberles dado a estos sujetos la instrucción de matarla, nunca dicen por qué la matan, ni quién está detrás del crimen”, reclama De Anda. “Es una clara intención del Estado por ocultar las cosas”, agrega. El sin sabor que les ha dejado la condena, sin embargo, no logrará acallarlos. “Como periodistas estamos molestos, en cada rueda de prensa estaremos insistiendo al fiscal para que busque al asesino intelectual. Esto no se nos va a olvidar”
Suscríbase aquí a la newsletter de EL PAÍS México y reciba todas las claves informativas de la actualidad de este país