El analista y militar francés Thibault Fouillet estima que para cada ruptura del frente en Ucrania son necesarios al menos 100 tanques modernos occidentales debido a lo enormemente fortificadas que se encuentran ya las posiciones rusas. Este analista de la Fundación para la Investigación Estratégica cree también que la concentración masiva en un punto del frente es fundamental para obtener una ganancia táctica y operativa. Fouillet opina que el frente de Zaporiyia sería el más determinante para el futuro de la guerra.
Territorio de Ucrania
ocupado por Rusia
Los analistas militares creen que los tanques occidentales deberían concentrarse en el frente de Zaporiyia o entre Járkov y Lugansk.
Territorio de Ucrania
ocupado por Rusia
Los analistas militares creen que los tanques occidentales deberían concentrarse en el frente de Zaporiyia o entre Járkov y Lugansk.
Comparados con los tanques rusos T-72, T-80 y los modernos T-90, los Leopard 2 que la OTAN promete enviar a Ucrania cuentan con varias ventajas. Además de ser un estándar para 15 países de la OTAN, los expertos señalan que los tanques rusos tienen un defecto de diseño que los hace vulnerables y por el que han perdido cientos de unidades en Ucrania. A diferencia de los carros de combate occidentales modernos, los rusos almacenan la munición debajo de la torreta. Un incendio provocado por un proyectil o un impacto hacen explotar la munición decapitando el tanque.
El diseño del Leopard 2 y el M1-Abrams prioriza la tripulación. La munición se encuentra separada en un compartimento blindado.
Si un proyectil alcanza la munición, la explosión se expandiría hacia el exterior sin dañar a la tripulación.
El T-90 prioriza la velocidad de disparo. La munición se carga automáticamente desde un surtidor situado bajo la tripulación haciéndola vulnerable.
Un proyectil incendiario o un fuego a bordo pueden detonar toda la munición, decapitar el tanque y matar a toda la tripulación.
Decenas de fotos tomadas en Ucrania muestran tanques T-72 y T-90 decapitados y destrozados a causa de la explosión de la munición.
El diseño del Leopard 2 y el M1-Abrams prioriza la tripulación. La munición se encuentra separada en un compartimento blindado.
Si un proyectil alcanza la munición, la explosión se expandiría hacia el exterior sin dañar a la tripulación.
El T-90 prioriza la velocidad de disparo. La munición se carga automáticamente desde un surtidor situado bajo la tripulación haciéndola vulnerable.
Un proyectil incendiario o un fuego a bordo pueden detonar toda la munición, decapitar el tanque y matar a toda la tripulación.
Decenas de fotos tomadas en Ucrania muestran tanques T-72 y T-90 decapitados y destrozados a causa de la explosión de la munición.
Si un proyectil alcanza la munición, la explosión se expandiría hacia el exterior sin dañar a la tripulación.
El diseño del Leopard 2 y el M1-Abrams prioriza la tripulación. La munición se encuentra separada en un compartimento blindado.
El T-90 prioriza la velocidad de disparo.
La munición se carga automáticamente desde un surtidor situado bajo la tripulación haciéndola vulnerable.
Un proyectil incendiario o un fuego a bordo pueden detonar toda la munición, decapitar el tanque y matar a toda la tripulación.
Decenas de fotos tomadas en Ucrania muestran tanques T-72 y T-90 decapitados y destrozados a causa de la explosión de la munición.
Los Leopard 2 empezaron a fabricarse en Alemania en los años setenta, como los T-72 soviéticos, pero los alemanes ya contaban por entonces con un nivel de calidad y blindaje muy superior a sus rivales soviéticos. Hay varios modelos de tanques rusos que pueden superar en velocidad a los Leopard más modernos, pero la maniobrabilidad de estos es mejor que la mayoría de los carros de combate rusos en activo en Ucrania.
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El Leopard 2 fue concebido para tener la capacidad de atacar objetivos en movimiento —también mientras atraviesa terrenos accidentados— y cuenta con visores para el combate nocturno. Tiene un cañón principal completamente estabilizado y cuenta con un sistema de fuego computerizado.
En este reportaje ha colaborado Cristian Segura
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