En el mundo anglosajón, hay dos días en que los fans de Star Wars celebran el universo creado por George Lucas. El 25 de mayo, porque en esa jornada de 1977 se estrenó La guerra de las galaxias en Estados Unidos, y el 4 de mayo, por la similitud sonora entre “May the Force be with you” (que la Fuerza te acompañe) y “May the Fourth” (4 de mayo). Hoy toca la segunda versión, y para celebrarlo Lucasfilm estrena en Disney+ el segundo recopilatorio Visions, compuesto por nueve cortos de animación basados en esta saga. Si en la primera entrega los creadores fueron japoneses, en esta segunda se ha abierto a estudios de animación de todo el mundo. Y entre ellos destaca, por su calidad, Sith, que escribe y dirige Rodrigo Blaas (Granada, 50 años), que lidera el madrileño El Guiri Studios.
Sith muestra una historia de redención, de huida del lado oscuro por parte de una guerrera (el título no llama a engaño) y de intento de su mentor por reconducirla. Para ello cuenta con las voces ―tanto en inglés como en español— de Úrsula Corberó y Luis Tosar, y una animación que juega en varios momentos con la abstracción. Entre los estudios que aportan filmes junto a El Guiri, destaca la mítica productora inglesa Aardman (maestros de la stop-motion), el coreano Studio Mir o el irlandés Cartoon Saloon, cinco veces candidato al Oscar.
El currículo de Blaas tampoco es pequeño: trabajó a inicios de este siglo en Blue Sky, donde colaboró en La edad de hielo (la primera Ice Age); después pasó nueve años en Pixar (en títulos como Buscando a Nemo, Los Increíbles, Ratatouille y Wall.E), y con Guillermo del Toro creó las series Trollhunters —por la que recibió el Emmy— y Los 3 de abajo: cuentos de Arcadia. Ahora ha vuelto a España, aunque el granadino se ha instalado en Madrid, en Ronda de Atocha, al final de Lavapiés, donde hace poco abrió El Guiri.
Para Blaas, “esta ha sido una oportunidad tremenda”, porque “me permitieron absoluta libertad, y la única premisa fue usar el mundo Star Wars”. Y a partir de ahí, “lo que quisiera”. El animador cree que Disney “busca nuevos puntos de vista de creadores específicos a los que nos han dado carta blanca”. Al granadino, el formato del cortometraje le apasiona. “Porque es en el que empecé, y porque, si se permite el símil con la literatura, es como un poema. Por mi experiencia sé que permite a los creadores ser valientes, encarar el desafío con fuerza”, incide. Del encargo salió la palanca para crear El Guiri, “reclutar a un equipo que ayudara en este viaje, porque dentro de un gran estudio no iba a resultar sencillo”. Y asegura que en “esa alquimia” han sido fundamentales el director de arte Carlos Salgado y el director de fotografía Jonathan Catalán.
Este encargo le ha llegado a Blaas con mucho pasado en la animación. “Puede que por ello lo he disfrutado más. Entiendo lo especial del encargo, lo difícil que alguien te llame para algo así. Hay buen presupuesto, libertad y a la vez jugar dentro de un universo”, cuenta. De otros productos Star Wars, desgrana, le han interesado los que bregaban por ir un poco más lejos, “como Rogue One o la serie Andor, la narrativa nacida de Tony Gilroy y sus construcciones visuales”. Sin olvidar del riesgo de juventud: “Me puse en esa situación en lo que no sabes cómo va a transcurrir tu viaje ni como va a acabar la historia”. ¿Es muy fan de Star Wars? “Soy fan, aunque no muy… [risas]. Vi las primeras películas de niño en el cine, y las repetí en mi adolescencia en vídeo. Es parte de su magia. Le tengo mucho respeto”.
De Guillermo del Toro, un cineasta en constante batalla por la defensa de su libertad artística, Blaas ha aprendido “que para sobrevivir en esta industria hay que ser muy tenaz, casi como si fuera un estado mental”. Es decir, que en el día a día, “solo se debe aceptar un proyecto en el que tenga sentido tu presencia como creador, que se respete tu narrativa y tu animación”.
A pocos metros de El Guiri, se despliega el paseo madrileño del arte. “Es que aquí al lado pasamos del Paseo del Prado al Reina Sofía, y eso me ha inspirado mucho. Son 400 años de arte español, con pasos de gigante, con pasión, política y vanguardia. De Velázquez a Goya, de ahí a Picasso y su valentía en Las señoritas de Aviñón”, dice. “En los últimos cinco años la animación ha dado un salto de gigante. Ha crecido con nuevos formatos, algunos hasta casi abstractos, y no arrastra ningún viejo estigma”. Sith alberga más notas españolas, de manera a veces sutil: “En el hangar se pueden ver los techos de edificios como la sede en Moncloa del Ejército del Aire o de El Escorial, el sable láser está basado en las espadas toledanas y en la Tizona del Cid…”, explica.
Lo de llamar El Guiri a sus estudios, comenta el granadino, forma parte de su idiosincrasia. “Cuando voy a Andalucía me hablan en inglés. Y al final, me define [risas]. A mí y a muchos otros animadores, que viajamos creando por todo el mundo, en algún momento eres ese guiri”. El nombre seguirá resonando, porque en el próximo festival de Annecy, la gran cita europea de la animación, presentarán su primer largo: Ozi, voice of the forest.
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