La música de motivación recorre hasta el último rincón del Jenny Gym, un pequeño gimnasio de barrio ubicado en la Colonia Narvarte, en Ciudad de México. En él, Ángel Hernández toma aire y levanta una de las mancuernas que sostiene. Después, baja el brazo, suspira y deja las pesas sobre su soporte. Se toma un descanso. “Llevo como una hora y han venido unas tres personas a preguntar horarios y precios del gimnasio”, cuenta el cliente. Las palabras de Hernández relatan una realidad que se da cada inicio de año: la apuesta por el gimnasio para cumplir un propósito de cara al nuevo ejercicio, la búsqueda de una mejor salud física. En México, el 64% de la población tiene esa meta como prioridad, según indica un encuesta realizada por YouGov, una firma dedicada a realizar análisis por internet. El aumento de las inscripciones también se ha materializado. Seis gimnasios capitalinos consultados por este diario —comerciales e independientes— reflejan un patrón similar: el aumento del número de clientes (hasta un 30%) y el retorno de rezagados, que habían abandonado la rutina en los últimos meses.
La gerente de Jenny Gym, Verónica Ramírez, explica que enero ha supuesto un impulso a las pérdidas que el local acostumbra a tener a finales de cada año. “En diciembre baja el porcentaje. Si está en un 80% [de ocupación], baja entre un 20% o un 30%. Al empezar enero, la gente se empieza a inscribir y llegamos al 90%”, cuenta. Esta última semana llegan al pequeño gimnasio entre 70 y 80 personas al día. Las fiestas decembrinas son para Ramírez una clave del aumento de inscripciones. “Ahora sí que todos quieren bajar de peso”, resume de forma escueta. Pero la regularidad y los propósitos no se cumplen ocasionalmente. “Hay gente que viene uno o dos días, otros que se inscriben y no vienen. Mucha gente dura uno o dos meses. Solo los más aplicados se quedan”, asegura.
A unas cuadras de distancia del Jenny Gym, en otro de los gimnasios ubicados en la Narvarte, Gabriel Rivero, un chaval, entrena los tríceps en una de las máquinas. Es nuevo en el lugar, se inscribió hace tan solo unos días. “El año pasado me sentía más flaco. Veía a mi papá y decidí empezar a hacer pesas de una vez. He empezado a entrenar ahora para estar como mi papá cuando llegue a su edad”, cuenta. Raúl es su padre. Es un hombre grande, musculado, y, durante el descanso de su hijo, aprovecha para realizar su ejercicio. Desde su perspectiva de cliente confirma que hay más gente entrando al local, y se ha dado cuenta de un cambio de generación en los usuarios. “Llevo bastante tiempo viniendo al gimnasio. Sí veo que llega más gente, pero parece que son más chavitos. Da la sensación de que ahora se interesan más en su físico”, reflexiona.
El inicio del 2023, como reflexiona Rivero, ha envuelto a los más jóvenes. En el polideportivo público Gumersindo Romero, en la Alcaldía Benito Juárez, el sonido no es el de la música, sino el de los pitidos y el del contacto de las suelas de goma con la pista de baloncesto. En él, unos 50 niños y niñas se han sumado en los últimos días a los casi 450 que estaban inscritos en diciembre. “Llega más gente de lo usual, pero siento que muchas de las personas solo vienen los dos o tres primeros meses. Hay un porcentaje de chicos que vienen, se inscriben, van a dos clases y dejan de venir”, refleja Hugo González, administrador del polideportivo. El bádminton, el tenis de mesa y el kárate son las actividades que más éxito tienen en las instalaciones, tras el baloncesto, que cuenta con un número más restringido.
En el Paseo de Reforma, en pleno corazón de Ciudad de México, un hombre trajeado sube por las escaleras mecánicas hasta la tercera planta de la plaza Reforma 222. Ahí se encuentra una de las unidades del Energy Fitness, uno de los gimnasios comerciales que se distribuyen por todo el país. El hombre trajeado pregunta información y, tras unos minutos, cruza el torno que da acceso a las instalaciones. El gerente de ventas del local, Manuel Mondragón, advierte del éxito que supone el mes de enero: “De cada cinco personas que llegan pidiendo informes, tres se inscriben”. “En enero hay un aumento de visitas, tanto de personas individuales, como de empresas que ven el beneficio de las fiestas y del momento tras la pandemia”, añade. El comienzo del curso tiene un reflejo claro en sus datos, que le llevan a aspirar a más. “Estamos a mitad de mes [de enero], y las inscripciones han aumentado entre un 20 y 25% respecto a meses como octubre. No cuento diciembre, porque para nosotros también es un mes fuerte. Este mes tenemos como meta el aumento de un 80% de los clientes”, cuenta esperanzador.
En el Jenny Gym, Ángel Hernández termina su descanso. Se vuelve a poner los audífonos para ensordecer la música motivacional del gimnasio, agarra las dos mancuernas y continúa con el ejercicio. Inspira, levanta una de ellas, la baja y expira; después, hace lo mismo, pero con el brazo izquierdo. Hoy ha llegado en el horario de la tarde. “En la mañana viene más gente, es cuando comienzan a ocuparse las cosas. Nada que no se pueda arreglar coordinándolo o compartiendo las cosas”, concluye.
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