Yolanda Díaz ha dado este domingo el salto como candidata a la presidencia del Gobierno. “Hoy voy a dar un paso adelante, quiero ser la primera presidenta de España. Porque es el tiempo de las mujeres, porque las mujeres queremos ser las protagonistas de la historia”, ha anunciado la líder de Sumar en un discurso en el que se ha reconocido “cansada de tutelas”. Tras más de dos años de espera, los que separan su anuncio del señalamiento por parte de Pablo Iglesias como sucesora, y nueve meses después de iniciar su recorrido por España para “escuchar” a la ciudadanía, la vicepresidenta ha presentado este mediodía las líneas programáticas de su proyecto, definidas como una nueva “carta de derechos” y un “contrato” democrático, económico y social para la España de la “próxima década”.
Ante un polideportivo abarrotado en el corazón de Madrid —con más de 3.000 personas dentro y otras 2.000 que seguían a través de pantallas externas el acto, según la organización—, Díaz ha asumido de forma oficial el reto ante las próximas generales y se pone así al frente del espacio electoral a la izquierda del PSOE, todavía con muchas dudas en el aire. La principal, el encaje de Podemos en la futura candidatura. De momento, el mismo partido que la designó hace ya 24 meses ha decidido ausentarse de la foto frente al respaldo de más de una docena de organizaciones que arroparon el domingo a la vicepresidenta.
A la formación de Ione Belarra ha dedicado de forma velada uno de los mensajes del discurso, reivindicando su propia autonomía: “Las mujeres no somos de nadie. Y yo, mujer, tampoco soy de nadie. Soy Sumar, una fuerza feminista. Creo que es necesario que lo proclamemos, porque parece que aún hoy debemos llevar una preposición ‘de’ pegada a nuestro nombre para determinar nuestras adhesiones y nuestras deudas”, ha enfatizado Díaz. “Estamos cansadas de tutelas, de ser ninguneadas. Muy cansadas. Y lo seguiremos diciendo: no pertenecemos a nadie más que a nosotras mismas”, clamó después de parafrasear a la poeta gallega Rosalía de Castro, a quien citó también ante Iglesias en la toma de posesión como vicepresidenta. La líder de Sumar defendió el proyecto como “un movimiento político a favor” y “útil”, con “diálogo” pero sin “ruido”, que busca “transformar la vida de la gente” haciendo “política con mayúsculas”, como la subida del 47% del salario mínimo, la protección a los riders, la revalorización de las pensiones o la regulación de los precios de los alquileres, en referencia a su gestión en el Gobierno.
La ministra de Trabajo irrumpió en el polideportivo Magariños de la capital entre encendidos aplausos, caminando junto a Mónica García (líder de Más Madrid), Ada Colau (alcaldesa de Barcelona) o Sira Rego (eurodiputada de IU), antes de subirse al escenario acompañada de la exdiputada autonómica y reconocida activista por los derechos trans Carla Antonelli y la escritora nicaragüense Gioconda Belli, además de un joven creador de contenido en redes, una sindicalista y una representante del pequeño comercio. Durante casi 50 minutos, la vicepresidenta desgranó los elementos fundamentales de esa nueva “carta de derechos” que propone Sumar. Desde una gran reforma empresarial que llegue a las entidades financieras, a las empresas energéticas y a las grandes distribuidoras de la alimentación, a un nuevo acuerdo verde, garantías sobre vivienda, justicia fiscal, una transición de los cuidados o derechos feministas. Pero antes de todo eso, Díaz se deshizo en halagos con los políticos invitados sin distinguir el partido, todo un reconocimiento también a candidatos dentro y fuera de Unidas Podemos en plena precampaña de las autonómicas y municipales.
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“Ada, eres un orgullo, has convertido Barcelona en un referente internacional”; “Joan [Ribó], gracias por convertir Valencia en una ciudad sostenible”; “Alberto [Garzón], gracias por tu labor en el Gobierno, pero sobre todo, por tu enorme generosidad, por saber estar donde hay que estar”, concedió la vicepresidenta ante el líder de Izquierda Unida, que pese a diferencias entre ambos en el pasado, ha respaldado desde el inicio su proyecto en oposición a Podemos.
Menos horas de trabajo y más vivienda pública
Díaz ha defendido acabar con los privilegios y las amnistías fiscales, también un nuevo modelo de financiación autonómica “que impida la competencia desleal entre comunidades”. La vicepresidenta ha avanzado su predisposición a reducir la jornada laboral, pero sin tocar el salario (”queremos trabajar menos para vivir mejor”, ha dicho), poner la tecnología y los algoritmos “al servicio de la gente”, con una transición digital “justa” y una economía de plataformas “con derechos humanos y laborales”.
La líder de Sumar ha abogado por aumentar el parque de vivienda pública. Por reconocer los derechos de las personas LGTBI, el papel de la cultura y ha evocado un país con avances feministas, ”libre de violencias machistas, con aborto libre y gratuito”.
La juventud ha merecido una mención destacada en su discurso, que ha centrado también la primera intervención del acto, en la voz del extremeño Helio Roque, y ofrece una idea del potencial votante al que se dirige. “La juventud ha estado abandonada por sus gobernantes. Llevamos 40 años de gobiernos ni-ni, gobiernos que no ofrecían ni soluciones, ni alternativas”, ha criticado Díaz, aludiendo también a la precariedad y la falta de oportunidades que los obliga a emigrar. “Nunca más un país sin sus jóvenes. Nunca más una juventud sin futuro”, ha afirmado.
Díaz también ha definido el suyo como un proyecto “europeísta”. “Queremos una Europa que no mira atrás, a la austeridad”, ha dicho. “Un nuevo Sumar europeo que quiere democratizar las instituciones en Europa”, añadió antes de defender a la vez un “movimiento progresista” en la UE.
La de este domingo ha sido una jornada clave para el futuro de la izquierda española: por lo que pase en el nuevo espacio en construcción y por lo que este pueda aportar en términos electorales en las próximas generales. Su desempeño es fundamental para revalidar la coalición con el PSOE en los comicios previstos a final de año y así lo ven también en La Moncloa. “El neoliberalismo ha fracasado, lo hemos visto en pandemia, lo hemos visto con su propuesta para ricos en Reino Unido, o en Francia defendiendo un modelo de pensiones caduco. Pero son fuertes en términos políticos. Nos toca derrotarlos políticamente”, clamó Díaz ante la alternativa de un Gobierno de derechas liderado por el PP de Alberto Núñez Feijóo. “Es el partido del no”, dijo en referencia a todas las reformas impulsadas por el Ejecutivo que los populares no han apoyado esta legislatura.
Pese a la ausencia de la dirección de Podemos, que redobló la presión en las últimas semanas y rechazó acudir al acto por no haberse firmado antes un pacto bilateral entre la organización y Sumar para celebrar primarias abiertas, el paso adelante de Díaz ha provocado un cierre de filas del resto de fuerzas. Al acto han asistido más de una docena de representantes de partidos de la izquierda española y europea, con rostros conocidos que han formado parte del espacio común a la izquierda del PSOE, como el líder de Más País, Íñigo Errejón, los ministros Garzón (IU) y Joan Subirats (Catalunya en Comú) o el alcalde de Valencia, Joan Ribó (Compromís). Oficialmente, la cúpula de Podemos guardó silencio el domingo, pero Juan Carlos Monedero, presidente del Instituto República y Democracia, la fundación vinculada al partido, sí afeó a Díaz el haber “hecho campaña” por fuerzas políticas que compiten contra UP. “Eso es ruido. Estruendoso”, tachó en redes.
El camino que ha recorrido Díaz hasta llegar a este domingo ha sido largo. Desde su experiencia en la gestión municipal como teniente de alcalde en Ferrol (2007-2008) y su primer intento por reconstruir el espacio a la izquierda del PSOE en Galicia con una coalición que unía a Esquerda Unida —organización que entonces dirigía— con los nacionalistas de Xosé Manuel Beiras, hasta su cargo de diputada en el Congreso y la entrada en el primer Gobierno de coalición de la democracia reciente. Más de tres años marcados por la gestión de la pandemia —en la que batalló desde el Ministerio de Trabajo— y por la guerra de Ucrania después, convertida ya en vicepresidenta segunda.
Las diferencias con Podemos han condicionado también su última etapa desde la salida de Pablo Iglesias. Dos años ya de desavenencias internas —y deterioro de la relación personal— que han saltado a la luz de forma periódica, ya fuera por sus planes electorales, el envío de armas a Ucrania, su intervención en las negociaciones para una coalición de izquierdas en Andalucía , la estrategia de la vicepresidenta en la frustrada renovación del Consejo General del Poder Judicial o los mismos Presupuestos Generales del Estado. Diferencias señaladas también desde los medios por el que fuera su más estrecho colaborador en el Gobierno y la persona que la eligió para sucederle, el propio Iglesias.
La fotografía de este domingo muestra que el proyecto echa a andar con muchos apoyos, pero también algunas incógnitas, fundamentalmente sobre el encaje de Podemos —hasta ahora la organización hegemónica del espacio— en la nueva plataforma. En los más de ocho meses que quedan para las generales, si no hay adelanto electoral, Sumar deberá tomar forma, cerrar acuerdos y comenzar su despliegue en los territorios, apoyada, en parte, de la estructura de los partidos que la acompañan. La concreción, en cualquier caso, llegará después de las municipales y autonómicas de mayo.