La Fiscalía ha pactado una pena de tres años de prisión para el yihadista Mohammed Yassi Amrani, acusado de contactar con miembros del Estado Islámico (ISIS en sus siglas en inglés), que le llegaron a proponer atentar con un dron en el Camp Nou durante un partido de fútbol entre el F. C. Barcelona y el Real Madrid. El juicio contra Amrani apenas ha durado unos minutos este lunes en la Audiencia Nacional, donde el islamista radical se ha mostrado conforme con el acuerdo sellado con el ministerio público, que pedía imponerle inicialmente hasta nueve años de cárcel. La Guardia Civil lo detuvo en mayo de 2020.
Sentado en el banquillo y parapetado tras una mampara de seguridad, Amrani ha respondido de forma escueta a los jueces del tribunal, que le han preguntado si entendía y aceptaba el pacto alcanzado entre su defensa y el fiscal. “Sí”, ha contestado brevemente. En cuanto la Audiencia redacte la sentencia, esta será firme, puesto que las partes han renunciado a recurrir.
La captura de este yihadista se produjo pocas semanas después de decretarse el confinamiento por el coronavirus en España. En ese momento, el instituto armado explicó que existían indicios de su “afinidad” al ISIS desde hace, al menos, cuatro años. Según los investigadores, que consideraron a Amrani un posible lobo solitario, hasta entonces había mantenido un perfil bajo, pero su proceso de radicalización se había acelerado durante la pandemia. “Se le ha observado incumplir de manera habitual, y sin justificación, las normas de confinamiento establecidas en el marco del estado de alarma, percibiendo como en dichos desplazamientos por la ciudad de Barcelona, lo hacía bajo importantes medidas de seguridad, augurándose una posible búsqueda de objetivos”, recalcó el Ministerio de Interior.
En su escrito de acusación, el ministerio público subraya que Amrani experimentó un proceso de autoadoctrinamiento, que le permitió contactar a través de internet con integrantes del ISIS. En ese contexto, según el sumario, un miembro del Estado Islámico le detalló una acción terrorista que “consistiría en la utilización de un dron con una carga explosiva adosada al mismo”. “El [aparato] debía ser elevado sobre el estadio de fútbol del Camp Nou, cuando se disputase un partido entre el Real Madrid y el Barcelona. Y, una vez dentro de dicho recinto deportivo, sería detonado”, le expuso su interlocutor, que le insistió también en que, antes de cometer dicho atentado, tenía “que rebajar el tono de sus manifestaciones públicas en Facebook para no llamar la atención de los servicios policiales”.
A pesar de ello, la Fiscalía considera que “el proyecto criminal más probable” era que “saliera a la calle provisto de un arma blanca” y atacase a las personas con las que se cruzase. El ministerio público pedía inicialmente que se le impusiera una pena de nueve años de prisión por “participación activa” en organización terrorista; y como alternativa, en el caso de que no se consiguiese acreditar esta acusación, que se le castigase a tres años y seis meses de cárcel por autoadoctrinamiento. Este lunes, al comienzo del juicio, el fiscal ha retirado el primer delito planteado tras alcanzar un acuerdo con la defensa.
Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete
La Guardia Civil intervino a Amrani abundante material yihadista, incluido “multitud de vídeos, tutoriales o manuales para la elaboración de sustancias explosivas o confección de artefactos explosivos”. “Sus actos externos evidencian, no solo su propósito de capacitarse para la comisión de atentados, sino la plenitud y culminación del proceso, hasta mostrarse como una persona preparada en todos los sentidos para contribuir a la consecución de los fines del ISIS”, añade el escrito de acusación de la Fiscalía, que remacha: “Tiene una visión rigorista del islam, con una consolidada y amplia formación radical, compartiendo creencias y pensamientos sobre la sharía en su vertiente más ortodoxa, aplicando sus normas relativas a la moral individual y social, como riguroso código de comportamiento. Esta visión religiosa extrema lo distancia de la sociedad occidental en la que vive, cuyo sistema de valores no comparte, al tiempo que procura la búsqueda de un entorno privado, donde prima el concepto de origen medieval de la hermandad musulmana”.