Un ataque con un dron golpea por segunda vez en un mes una base aérea estratégica rusa | Internacional

Nuevos ataques atribuidos a Ucrania en suelo ruso. Tres militares de las fuerzas del Kremlin han muerto este lunes tras el ataque de un dron a la base militar rusa de Engels, a unos 600 kilómetros de la frontera con Ucrania, según ha reconocido el Ministerio de Defensa de Rusia, que ha asegurado que la aeronave forma parte del arsenal de las tropas de Kiev. El ataque es el segundo este mes contra la instalación militar estratégica en la región rusa de Sarátov, en el río Volga, una base que alberga bombarderos que pueden transportar misiles convencionales, como los que Rusia utiliza —junto a los drones kamikaze iraníes— para atacar infraestructura energética y civil ucrania, pero que también pueden llevar armas nucleares.

El último ataque, que se une a otras incursiones anteriores en varios puntos, que, sin embargo, el Gobierno ucranio no se ha atribuido, muestran las grietas en el sistema de defensa aérea rusa. También las fallas en el diseño de la guerra a gran escala del Kremlin en Ucrania, que ha entrado en su undécimo mes y que está dejando al descubierto la calamitosa situación del ejército ruso y sus tropas, una vez una de las Fuerzas Armadas más temidas del mundo.

El Gobierno del presidente ucranio, Volodímir Zelenski, mantiene su actitud críptica sobre el ataque de este lunes a Engels. Como en los anteriores, el ejército ucranio no reconoce la responsabilidad de los ataques abiertamente. Tras los ataques del 5 de diciembre —tanto en la misma base de Engels como en otra instalación de la fuerza aérea rusa en la región de Riazán—, el ministro de Defensa ucranio, Oleksi Reznikov, repitió un chiste de la época soviética sobre la falta de cuidado al fumar. “Muy habitualmente, los rusos fuman en lugares donde está prohibido fumar”, ironizó Reznikov, que apuntó que gracias a ese incidente con los “cigarrillos”, Rusia tendría más complicado atacar a Ucrania.

Este lunes, el portavoz de las fuerza aérea ucrania, Yuri Ignat, afirmó que el incidente en la base rusa de Engels, que acoge aviones como los Tupolev-160 y los Tupolev-95, es otra de las “consecuencias de la agresión rusa”. “Otra ‘explosión’ como la que ya estamos acostumbrados a escuchar. Esas son las consecuencias de lo que está haciendo Rusia en nuestra tierra. Si los rusos pensaban que la guerra no les afectaría, estaban muy equivocados”, remarcó en un comentario en un programa de televisión en directo. “Estas cosas están sucediendo cada vez con más frecuencia y esperamos que solo beneficie a Ucrania”, añadió.

El Ministerio de Defensa ruso ha asegurado que el dron ucranio no ha impactado en la base de Engels, sino que ha sido derribado por sus defensas aéreas “a baja altura” y que ha sido el impacto de sus restos lo que ha matado a los tres militares, miembros de su fuerza aérea, según un comunicado citado por la agencia estatal Tass. Rusia afirma que la explosión no ha dañado ninguno de sus aviones, pero testimonios difundidos por canales de Telegram especializados —tanto rusos como ucranios— aseguran que sí ha habido desperfectos.

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Las redes sociales rusas y los canales de Telegram de los blogueros de guerra rusos han burbujeado tras el incidente en la base aérea de Engels, como lo hicieron en los incidentes anteriores. La explosión ha suscitado las denuncias de algunos de los comentaristas más críticos con la invasión, que han cargado contra lo que han considerado fallos en la defensa rusa. “La guerra, como debería haberlo hecho, nos abrió los ojos sobre muchas cosas”, ha lanzado en su canal de Telegram Alekandr Jodakovski, uno de los líderes de la cúpula militar rusa de los separatistas prorrusos que el Kremlin alzó y alimentó en la región ucrania de Donbás.

El presidente ruso, Vladímir Putin, comentó hace unos días que la situación en las regiones ucranias que el Kremlin se ha anexionado de forma ilegal es “extremadamente difícil” y ha reconocido que el estado del ejército ruso no es el idóneo al afirmar que le dotará de fondos ilimitados para su guerra en Ucrania.

Tras los ataques anteriores en territorio ruso a principios de diciembre, Moscú inició una campaña de bombardeos contra la infraestructura ucrania que agudizaron aún más los problemas de suministro de electricidad y gas a la población civil en pleno invierno. Este lunes, tras nuevos ataques matutinos en Zaporiyia, Járkov y varias localidades de la región de Donbás, la compañía de electricidad ucrania ha anunciado que habrá cortes programados de luz de emergencia en cinco regiones de país, entre ellas, en la capital, Kiev, para tratar de hacer frente común a la sobrecarga de un sistema energético muy mermado y dañado.

Una Nochevieja a oscuras

Zelenski ha alertado de que el ejército ruso puede intensificar sus ataques a la red eléctrica en los próximos días para dejar a oscuras a la ciudadanía antes de las celebraciones de Nochevieja. “Debemos ser conscientes de que nuestro enemigo intentará hacer que este tiempo sea oscuro y difícil para nosotros”, declaró en su discurso nocturno, difundido en las redes sociales. “[Rusia] está tratando de compensar sus pérdidas con el regodeo de sus propagandistas tras los ataques con misiles en nuestro país, en nuestro sector energético”, añadió.

En Jersón, la ciudad portuaria del mar Negro que estuvo bajo ocupación rusa hasta principios de noviembre y cuya pérdida ha sido un duro golpe para Putin, el Kremlin está lanzando sus bombardeos con saña desde las posiciones al otro lado del río Dniéper a las que se ha replegado. Este lunes, tras uno de los peores ataques, que mató a una decena de personas e hirió a unas 60 este fin de semana, las autoridades han llamado de nuevo a la evacuación por temor a que los bombardeos se intensifiquen en los próximos días.

Las calles de la ciudad solo están ligeramente salpicadas de transeúntes, unos pocos ciudadanos en bicicleta y muy pocos coches. El rastro de los bombardeos rusos sobre la que hasta noviembre era la mayor victoria rusa —su única conquista de una capital regional desde el inicio de la invasión en febrero— son visibles en muchos edificios de apartamentos en las zonas más cercanas al Dniéper. También en el centro de la ciudad, donde la ciudadanía se muestra hastiada por la situación.

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