Agentes de inteligencia rusos pusieron en marcha un grupo supremacista blanco asentado en ese país para lanzar la campaña de envío de seis cartas con sustancias deflagrantes que a finales del pasado noviembre y principios de diciembre se recibieron en diversas instituciones en España, entre ellas el palacio de La Moncloa y la embajada de Ucrania en Madrid. La información ha sido revelada este domingo por The New York Times, que cita como fuente a funcionarios de la Administración de Estados Unidos.
El primero de los envíos se recibió el 30 de noviembre en la embajada de Ucrania y causó rasguños en un dedo a un empleado de la legación diplomática. Posteriormente, ese mismo día otro sobre similar fue interceptado en la empresa de armamento Instalaza, con sede en Zaragoza, fabricante de lanzagranadas que España está enviando en apoyo del ejército ucranio en la guerra desatada tras la invasión rusa. Los sobres contenían pequeñas cantidades de pólvora y metralla preparadas para arder en el momento de ser abiertos, aunque con escasa potencia explosiva. Envíos similares se recibieron en la sede de la Presidencia del Gobierno, el Ministerio de Defensa, la base área de Torrejón de Ardoz y la embajada de Estados Unidos en Madrid. La policía española concluyó entonces que los paquetes postales se habían remitido desde España.
Según el diario norteamericano, investigadores europeos y de ese país se han centrado en las últimas semanas en el Movimiento Imperial Ruso, un grupo radical de ultraderecha que cuenta con miembros y asociados por toda Europa y centros de entrenamientos paramilitar en San Petersburgo. Ese grupo figura en la lista de organizaciones terroristas internacionales elaborada por el Departamento de Estado norteamericano. Las fuentes citadas por The New York Times creen que el movimiento, de signo supremacista, tiene vínculos con agencias de inteligencia rusa. Miembros relevantes de ese grupo han estado en España y la policía española ha rastreado sus lazos con organizaciones de extrema derecha de este país.
El objetivo aparente de esta campaña de explosivos de muy escaso alcance era mandar una señala de que el régimen de Vladímir Putin y sus colaboradores están en condiciones de llevar a cabo ataques terroristas por toda Europa, incluyendo las capitales de países miembros de la OTAN, según las fuentes que maneja el diario neoyorquino. Las mismas fuentes apuntan que de momento no hay signos de que Moscú esté dispuesto a embarcarse en una campaña de sabotajes y ataques encubiertos en Europa que pudiese desencadenar una dura respuesta de la Alianza Atlántica y extender el conflicto. El temor de los investigadores estadounidenses es que Putin se replantee esa estrategia si sigue recibiendo reveses en Ucrania. El presidente ruso ha dado amplios poderes a su agencia de inteligencia militar para llevar a cabo accipones encubiertas en Europa, pero no está clara la responsabilidad del Kremlin en los envíos en España, según The New York Times.
Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete