El 29 de diciembre, tres días antes de que su mandato presidencial finalizara, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, hizo una última gestión ante el servicio de aduanas para recuperar unas valiosas joyas que uno de sus ministros trajo como regalo de las autoridades saudíes para la primera dama tras un viaje oficial al país árabe en octubre de 2021. El obsequio consistia en un collar de diamantes, unos pendientes y un reloj, valorados en tres millones de euros, fueron requisados en el aeropuerto internacional de São Paulo porque el ministro intentó introducirlas en Brasil sin declarar, ni pagar los correspondientes impuestos, según reveló en exclusiva el diario Estadão.
El expresidente, que está en Estados Unidos desde hace más de dos meses, no ha dicho nada sobre el tema por ahora. Este fin de semana tiene previsto participar en la gran convención de los conservadores estadounidenses junto a Donald Trump. En cambio, la anterior primera dama, Michelle Bolsonaro, respondió a la información de inmediato: “Quieren decir que yo tengo todo eso y ni me había enterado? ¡Dios mío! Me estoy riendo de la falta de profesionalidad de esta prensa vejatoria”, dijo en Instagram.
Las joyas, que son de Chopard e iban acompañadas de un certificado de autenticidad, llegaron a Brasil en un vuelo regular desde Oriente Próximo en la mochila de un militar de la comitiva del ministro de Energía, Bento Albuquerque, que venía de participar en una reunión sobre medioambiente en Riad (Arabia Saudí). El ayudante estaba en la cola de quienes salen sin nada que declarar cuando, según el relato del diario, fue parado para una inspección de su equipaje. Descubiertas las joyas, el uniformado llamó a su jefe, el ministro y general Albuquerque.
Las cámaras del aeropuerto de Guarulhos, en São Paulo, registraron cómo el ministro explicaba que aquel estuche contenía un regalo de las autoridades de Arabia Saudí para la esposa del presidente Bolsonaro. Dijo desconocer qué contenía exactamente el lujoso estuche. El problema, le explicó el funcionario de aduanas, es que cualquier bien que supere los mil dólares debe ser declarado en la aduana. El impuesto de importación es el 50% del valor del objeto y en este caso se sumaría un 25% de multa. Un dineral visto el valor del obsequio saudí.
Si Bolsonaro hubiera considerado el collar de diamantes un regalo de Estado, podría haber entrado en el país sin problema, pero hubiera quedado como propiedad pública. Todas sus gestiones indican que consideró las joyas un regalo personal. El entonces mandatario no estuvo en aquel viaje a Riad pero en aquellos días visitó con uno de sus hijos al embajador saudí en Brasilia en un compromiso, que no constaba en su agenda.
Bolsonaro quiso tener las joyas en su poder cuando Luiz Inácio Lula da Silva asumiera el poder, el 1 de enero. Por eso, a las puertas del fin de año, mandó a un emisario en un avión de la Fuerza Aérea al aeropuerto paulistano. Según Estadão, el enviado apremió al funcionario de aduanas a que se las entregara porque se acababa el mandato de su jefe: “No puede haber nada del (Gobierno) antiguo para el siguiente, hay que sacar todo y levárselo”. Al día siguiente de ese intento, Bolsonaro puso tierra de por medio. Voló a Florida para no participar en la ceremonia oficial del traspaso oficial de poder.
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Durante el año anterior, movió también tierra, mar y aire sin éxito. Hizo tres gestiones en las que movilizó a miembros de su gabinete, a tres ministerios (los de Economía, Minas y Energía y Exteriores), además de militares. Todas infructuosas. Las joyas de diamantes estuvieron a punto de ir a subasta. Ahora están custodiadas como prueba de un supuesto delito.
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