Un ranchero y su empleado calcinados: la estela de la lucha contra la expansión del crimen organizado en Nuevo León

El rancho de la Rumorosa donde se hallaron los dos cuerpos calcinados en Villaldama, Nuevo León.
El rancho de la Rumorosa donde se hallaron los dos cuerpos calcinados en Villaldama, Nuevo León.Fiscalía de Nuevo León

Era solo el segundo día del año. En Salinas Victoria, un pueblo de 13.000 habitantes a 35 kilómetros de Monterrey, un grupo armado tomó por la fuerza un rancho y abrió fuego contra un grupo de policías de esa localidad. Llegaron los refuerzos y consiguieron atrapar a 10 sujetos armados con calibres grandes. En el caos, algunos consiguieron escapar por grupos a través de las interminables carreteras despobladas del norte. A su paso encontraron algunos ranchos que servían de refugio. El escondite perfecto para esquivar los rastreos militares y aguardar nuevas órdenes. Con los días, llegó el dueño y uno de sus empleados. Cuando las autoridades consiguieron llegar al lugar, encontraron dos cuerpos calcinados. Los sospechosos habían huido en la camioneta robada de la víctima, y fallecieron en un accidente al volcarse el vehículo con la policía pisándoles los talones.

La muerte del empresario ganadero Gustavo Levy y su empleado, del que no ha trascendido el nombre, han consternado a la población local en una nueva ola de violencia en Nuevo León. Levy era conocido en el gremio por ser uno de los fundadores de la Asociación Mexicana de Criadores de Ganado Beefmaster, con premios y medallas al mérito ganadero y a la preservación del ecosistema. Su rancho simplemente estaba en la llamada “carretera de la muerte”, el camino de huida desde Monterrey hacia Nuevo Laredo que usó el grupo armado que pertenece Cartel del Nordeste mientras incursionaba en nuevos territorios. Fuerza Civil ha detallado que la cédula “provienen del vecino Estado de Tamaulipas, buscando asentarse en puntos del norte de Nuevo León”.

El grupo fugitivo llevaba varios días atrincherado en el rancho. Tenían en su poder armas largas, cargadores, chalecos antibalas y droga. Escapaban del fuego cruzado que se dio cinco días antes entre las fuerzas de seguridad y el grupo criminal en Salinas Victoria, a solo una hora de la propiedad de Levy.

Fueron momentos de terror que detalló Gerardo Palacios, secretario de Seguridad Pública, en su cuenta de Twitter. “Al verse sorprendidos, miembros del crimen organizado dispararon contra policías de Salinas Victoria. Fuerza Civil, Policía Ministerial, municipales, Guardia Nacional y Ejército, que acudieron en apoyo, fueron recibidos a balazos con calibre 50″, informó. El enfrentamiento de ese lunes 2 de enero fue una respuesta a la desarticulación de una “célula completa” el 23 de diciembre, según Palacios. Dos policías de Fuerza Civil y un uniformado municipal perdieron la vida en ese intercambio de balas en plena calle. También hubo dos sospechosos abatidos y 10 detenidos, entre ellos un adolescente de 15 años.

Después de las balaceras, el grupo se “atomizó”, y tuvieron que ser perseguidos por separado. Algunos de ellos decidieron tomar por la fuerza otro rancho, uno dedicado a la cría de las imponentes vacas marrones Beefmaster. Había una pareja de trabajadores que viven en la propiedad de lunes a viernes. Les prohibieron salir, los mantuvieron allí cautivos hasta el jueves, cuando llegó el dueño y un acompañante. Los criminales estaban bajo los efectos de las drogas y mataron “de manera instantánea” a Gustavo Levy y su empleado.

Ese día, cinco de los delincuentes decidieron volver a casa. No habían recibido órdenes de sus mandos en Nuevo Laredo y tenían todo un despliegue policial y militar rastreándolos muy cerca. Salieron con la camineta roja que habían robado a los trabajadores de la granja. Habían recorrido unos cuantos kilómetros por la carretera hacia Colombia, en la frontera, cuando se encontraron con agentes de Fuerza Civil y comenzó la persecución. Volcaron el vehículo y fallecieron los cinco que viajaban en ella.

El compañero que quedaba custodiando los dos cuerpos calcinados fue sorprendido por la policía municipal cuando fue a comprar un refresco a la ciudad. Los agentes encontraron un arma larga escondida en un morral y el sospechoso no quiso separarse por ella porque no podía volver sin el armamento a Nuevo Laredo, no sin pagar “una fuerte consecuencia” en la estructura del área criminal, según Palacios. Otro fue detenido en un hospital con una herida de bala en la pierna. Otros tres escaparon.

“Fue una incursión absurda y temeraria”, sentenció Palacios, quien subrayó que las intenciones del grupo criminal por extenderse por Nuevo León costaron muchas bajas a la policía, pero también al cartel. “Esta es la forma en la que nos defendemos en Nuevo León”, dijo en un inquebrantable tono. El secretario aprovechó la rueda de prensa para reiterar la necesidad de seguir ampliando los recursos para seguridad, los helicópteros, cuárteles y aumentar el número de agentes en áreas rurales para mantener los enfrentamientos armados lejos de las metrópolis. Aunque, esta vez, la estrategia no impidió la muerte de dos civiles.

Carolina Levy, hija del fallecido, ha despedido a su padre en redes sociales con un emotivo texto en el que denuncia la creciente inseguridad de la zona. “Este es un réquiem también a la paz que nos han arrebatado de nuestras amadas tierras del norte del país”, ha publicado en Instagram. “Nos han despojado de ese andar que gozábamos inundado de ese sosiego libre al recorrer sus caminos. Volveremos a unirnos, mi sierra querida, revivirás y volveremos con más fuerzas en el México que añoramos”, añade.

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