A Artemio López Tardón, alias Arti, se le sitúa en la cima del clan de Los Miami. Según la Fiscalía Antidroga y la Policía, este hombre de 51 años dirigía junto a su hermano Álvaro —de 49 años y condenado a 150 años de cárcel en EE UU, donde cumple plena— uno de los cuatro grupos de narcos que, entre al menos 2007 y 2011, se aliaron para urdir una “complejísima” red de tráfico de cocaína entre Sudamérica y España, que les permitió mover “ingentes” cantidades de estupefaciente y obtener “descomunales” beneficios. Pero este martes, durante el juicio que se celebra en la Audiencia Nacional contra la macrotrama, Arti López Tardón ha negado su implicación en las operaciones de compraventa de droga, y solo ha admitido delitos de blanqueo de capitales, contra la Hacienda y falsificación de documentos.
—¿Tiene relación con alguna de las sustancias estupefacientes intervenidas en este proceso? —le ha preguntado el fiscal.
—Ninguna —ha contestado tajante López Tardón, ataviado con una mascarilla para ocultar parte de su rostro.
De esta forma, a lo largo de los apenas 15 minutos que ha durado su interrogatorio, el presunto narco ha desplegado una doble estrategia. Por un lado, trata de esquivar la imputación de tráfico de drogas, por el que le piden la pena más alta (22 años de prisión). Pero, al admitir otros delitos, busca que el fiscal reduzca los castigos que le solicita por ellos. En total, por los cinco delitos que se le atribuyen, el ministerio público planteó inicialmente al tribunal que se le condenara a más de 46 años de cárcel.
Según el escrito de acusación, Artemio López Tardón era “cocabecilla” —junto a su hermano Álvaro— de uno de los cuatro grupos que formaron esta macroalianza criminal. Ambos supuestamente planificaban el transporte internacional de la cocaína desde Latinoamérica a Europa, que después distribuían a las otras tres ramas de la trama. De esta forma, mientras que Álvaro vivía a medio camino entre Madrid y Miami, Artemio supuestamente centraba su labor en España, encargado también (junto a su hermana y su madre) de ocultar “las inmensas cantidades de dinero” que acumulaban con el negocio ilegal —se les incautó casi 24 millones de euros en metálico y, para esconderlos, construyeron zulos en su vivienda familiar—.
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“Arti asumía en todo momento un trascendental, determinante, fundamental, crucial y decisivo cometido en el territorio español, ejerciendo la función de máxima codirección [de este grupo de narcos]”, destaca el ministerio público, que describe el amplio “conglomerado empresarial” que crearon, con sociedades “pantalla” y “hombres de paja” (“testaferros”), para lavar el dinero.
Con su hermano Álvaro encarcelado en Estados Unidos, Artemio López Tardón es el único cabecilla de la macroalianza que no ha confesado su participación en la trama de narcotráfico. Durante la sesión del lunes, cinco jefes de los cuatro grupos admitieron las acusaciones de la Fiscalía sobre las operaciones de compraventa de cocaína, en busca de rebajas de penas. Así lo hizo Ana María Cameno, conocida como La Reina de la coca, y su entonces marido, David Vela, para los que el fiscal solicitó inicialmente 39 años de prisión. También, Laurentino Sánchez, Lauro; y los hermanos Víctor y Raúl Juárez Smith (alias Tanke), que afrontan peticiones de hasta 33 años de cárcel.
Entre este lunes y martes, los 81 acusados han desfilado ante el tribunal en los primeros dos días de la vista oral. Un total de 66 procesados han reconocido los hechos (aunque una decena, solo parcialmente), y otros 15 han negados las imputaciones de la Fiscalía Antidroga. El juicio continuará el próximo jueves, según la previsión de la Audiencia Nacional, que ha fijado para esa jornada las declaraciones de los primeros testigos.
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