Al igual que muchas otras personas, pasé gran parte de los últimos años aislado para evitar contagiarme de la covid-19. Apenas ahora nos enteramos de que este aislamiento produjo algunos efectos secundarios inesperados. La cantidad de infecciones provocadas por enfermedades que alguna vez fueron comunes, como la gripe o el virus respiratorio sincitial (VSR), por ejemplo, cayó en picado.
Pero ahora, debido a que gran parte del mundo ha regresado al ritmo previo a la pandemia, esa breve pausa ha llegado a su fin. El VSR, una infección peligrosa que mata a más de 100.000 niños pequeños cada año, retornó de manera agresiva. Varios países, entre ellos Sudáfrica y Australia, han registrado importantes brotes, y los hospitales de Estados Unidos están atiborrados de bebés afectados por dificultades respiratorias.
Aunque la mayoría de las infecciones por este patógeno son leves, el virus puede ser mucho más grave en los pacientes más jóvenes y puede provocar neumonía
El alarmante aumento en los casos de VSR es un mal augurio para los meses de invierno en el hemisferio norte, sobre todo porque se pronostica una temporada de influenza con muchos casos. Sin embargo, aunque este virus puede provocar enfermedades graves, como la neumonía en niños muy pequeños, rara vez es fatal en países de altos ingresos como Estados Unidos. Más del 97% de las muertes a causa de esta afección ocurren en países de ingresos bajos y medios, una disparidad flagrante que ha convertido al VSR en una de las principales causas de muerte de recién nacidos y niños en estos lugares.
Afortunadamente, nuevos avances tecnológicos que se vislumbran en el horizonte pronto podrían mitigar la amenaza que significa esta enfermedad. Los prometedores avances en la inmunización materna (vacunar a las mujeres embarazadas para conferir protección vital a sus bebés) tienen el potencial de salvar miles de vidas cada año, y se ha utilizado de manera segura y eficaz durante décadas para proteger a los recién nacidos de otras enfermedades infecciosas, como la tos ferina y el tétanos. Además, por fin se vislumbra una vacuna eficaz contra el VSR. Si se aprueba, sería la primera vacuna para proteger a los niños contra este virus.
Los estudios han determinado que puede brindar protección contra el VSR en los primeros meses de vida, y esto también puede proteger contra otras infecciones respiratorias futuras
Aunque la mayoría de las infecciones por este patógeno son leves, el virus puede ser mucho más grave en los pacientes más jóvenes y puede provocar neumonía, que es la enfermedad que mata a más niños en comparación con cualquier otra enfermedad infecciosa. Además, no existen medicamentos para tratar el VSR. En casos graves, se administra oxígeno medicinal en un hospital para ayudar a que los bebés respiren hasta que desaparezca la infección, siempre y cuando puedan llegar a un hospital. En el caso de recién nacidos que viven en zonas las que la atención hospitalaria o el oxígeno están fuera del alcance de las personas, esta enfermedad infantil común puede convertirse rápidamente en mortal. Es en estos contextos en los que una vacuna contra el VSR tiene el mayor potencial para salvar vidas y evitar que las familias sufran un dolor abrumador.
Durante 15 años, la Fundación Bill y Melinda Gates ha respaldado los esfuerzos para avanzar en el campo de la inmunización materna. El apoyo brindado incluye el financiamiento de investigación y desarrollo en materia de vacunas maternas contra la influenza, la tos ferina, otras infecciones del torrente sanguíneo neonatal, así como el VSR y el estreptococo del grupo B (GBS, por sus siglas en inglés). Nuestra inversión más reciente en vacunas maternas contra el VSR se centra en mejorar la asequibilidad y el acceso para las personas que viven en países de bajos ingresos. Esto es de fundamental importancia para brindar a los bebés en estos sitios la más alta probabilidad de permanecer con vida.
El alarmante aumento en los casos de VRS es un mal augurio para los meses de invierno en el hemisferio norte, sobre todo porque se pronostica una temporada de influenza con muchos casos
Si bien la vacuna aún está en desarrollo, tengo la esperanza de que, en caso de que tenga éxito y obtenga la aprobación regulatoria correspondiente, comience a desplegarse (a través de Gavi, la Alianza para las Vacunas) en países de ingresos bajos y medios a partir del año 2024. El acceso rápido y equitativo a esta vacuna, que salva vidas en países donde el VSR sigue siendo una de las principales causas de muerte, tendrá un impacto palpable en la reducción de enfermedades y muertes infantiles en todo el mundo.
La verdad es que un despliegue exitoso también depende de que la vacuna sea aceptada y adoptada por las comunidades locales. Pero tal como están las cosas, soy optimista de que así será. La investigación ha demostrado que hay mayores probabilidades de que las madres embarazadas reciban vacunas para proteger a sus bebés antes del nacimiento que solo para protegerse a sí mismas. Además, los estudios han determinado que en caso de se pueda brindar protección contra el VSR en los primeros meses de vida, es probable que también se brinde protección contra otras infecciones respiratorias futuras, incluida la neumonía.
El VSR no es un problema nuevo. Los pediatras y muchos padres tienen miedo esta enfermedad desde hace ya mucho tiempo, y este miedo está fundamentado. Pero ahora, por fin, estamos a punto de elaborar y desplegar las herramientas que necesitamos para proteger a los bebés en los momentos y en los lugares en los que se encuentran más vulnerables. Todos debemos continuar trabajando por un futuro en el que los niños, independientemente de dónde nazcan, puedan crecer para luego vivir vidas plenas y saludables, en las que estén a salvo de los peligros del VSR y la neumonía infantil. Al garantizar la igualdad de acceso a estas vacunas que salvan vidas, podemos hacer que el futuro que describimos se convierta en realidad.
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