Tres hombres y una mujer han sido detenidos por la Policía Nacional como integrantes de un grupo criminal acusado de los delitos de secuestro, robo con violencia e intimidación, lesiones, coacciones, amenazas y estafa. Los cuatro arrestados están acusados de haber asaltado en noviembre de 2021 la casa, cercana al parque del Retiro de Madrid, del fundador de Tuenti, Zaryn Dentzel, armados con una pistola eléctrica y cuchillos. La intención era “hacerse con las claves de su acceso privado al monedero digital, el cual contenía más de 25 millones de euros”, según señala la Policía. Pero, como no lograron acceder a las claves privadas, se llevaron otros objetos del domicilio, como tarjetas del banco y relojes de lujo que el empresario guardaba en una caja fuerte. Los cuatro detenidos han ingresado en prisión tras pasar a disposición judicial.
La detención de estas cuatro personas se produce después de una larga investigación, que llevó a identificar a dos parejas que se concertaron para cometer los delitos, aunque, según los agentes, no se conocían personalmente hasta el momento de los hechos. De ahí, la dificultad de vincularlas que han tenido los investigadores.
Las pesquisas comenzaron el pasado noviembre, cuando tres varones y una mujer, disfrazados y encapuchados, entraron en el domicilio de Zaryn Dentzel. Allí, maniataron al empresario de 38 años, que vive a caballo entre Santa Bárbara, en Estados Unidos, y Madrid. A la capital de España había regresado hacía solo unas semanas tras pasar una temporada en su país natal. El empresario llevaba años invirtiendo en bitcoin y su fortuna en esta moneda virtual ascendía a 25 millones de euros, según la policía. Dentzel se estableció en España a mediados de los 2000, cuando decidió fundar una red social para jóvenes a la que bautizó Tuenti, tras una estancia para aprender el idioma en Extremadura cuando era estudiante. Su red social llegó a tener millones de usuarios y fue adquirida por Telefónica en 2010 por 70 millones de euros. Él siguió al frente de la compañía al asegurarse la gestión de la misma. En 2016 la red social se apagó y Tuenti se mantuvo como un operador de telefonía.
Encapuchados
La vivienda asaltada se ubica en la calle de Ruiz de Alarcón, cerca del Jardín Botánico. Dentzel se encontraba en casa ese día con un “operario de mantenimiento”, cuando sonó el timbre, según relató él mismo en la denuncia. Eran alrededor de las tres de la tarde. En la garita de la entrada, el portero había salido a comer. Como explicó en noviembre a este periódico, habitualmente sale a las dos y no vuelve hasta las cinco de la tarde. Por eso, no pudo interceptar a nadie.
Al oír el timbre, el empresario pensó que era alguien a quien esperaba, según hizo constar en la denuncia. Abrió y lo que encontró al otro lado de la puerta fueron cuatro encapuchados que taparon las cámaras de seguridad con prendas de vestir nada más acceder a la vivienda. Al empleado de mantenimiento lo rociaron en los ojos con un espray pimienta y lo separaron del propietario de la casa, que era el verdadero objetivo del asalto, según los investigadores.
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Con gran violencia, obligaron a Dentzel “a que les facilitase las claves de su acceso privado al monedero digital, por valor de 25 millones de euros”. Después registraron la casa y así fue como obtuvieron tarjetas bancarias, relojes de lujo y dos maletas de aluminio donde metieron los objetos que habían robado. “Tras limpiar las huellas, incluso rociando a las víctimas con productos de limpieza, salieron separadamente del domicilio al que habían accedido durante el tiempo en el que el conserje se ausentaba para comer”, detalla la Policía. Los agentes acudieron a la casa por la llamada de un vecino que oyó gritos, pero cuando llegaron, los encapuchados ya se habían marchado. Una vez finalizado el asalto, la mujer logró extraer con las tarjetas bancarias unos 2.000 euros de las cuentas del fundador de Tuenti.
Durante la investigación, los agentes averiguaron que el grupo criminal había recabado amplia información acerca de Dentzel para planear detalladamente el asalto. Para ello, se dividieron las tareas como organizar el acceso a la vivienda, el asalto, la custodia de las víctimas, las agresiones y amenazas e incluso la salida del domicilio.
Además, la única mujer viajó después al Reino Unido. Por eso, la policía solicitó ayuda a los servicios británicos que mantuvieron informados a los agentes de su localización en todo momento. Cuando regresó a España, los investigadores prepararon un operativo que culminó con la detención de los cuatro, que ahora permanecen en prisión.
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